Centenario De la Pila
Por Carlos Arturo López Ängel
Los años 1904 y 1905 fueron cruciales para el desarrollo de Segó vía: alcanzó la categoría de Municipio y fue creado el departamento de Caldas. El padre Estrada que llegó en ese momento histórico- promovió la construcción del acueducto de La Julia para utilizar sus aguas en los banqueos para la Iglesia y la Plaza. Primero fueron conducidas en canoas de guadua y luego en tubos de barro hasta el lote en donde una pila de madera surtía a las familias que no contaban con conexión domiciliaria. Años después, el Concejo Municipal decidió dotarlo de tubería metálica y la adquirió en Amberes- Bélgica. acompañada con una pila de hierro forjado. El periódico El Hogar, en su edición 73 de noviembre 6 de 1915 afirma que «La tubería y pila fue obra del Honorable Concejo Municipal durante el período 1.914-1915…» Asimismo, en un listado de obras de ese Concejo admirable escribe:»… el acueducto al que se le dedicó gran suma y mucha actividad a fin de se hiciera el pedido, lo cual resultó beneficioso para el Municipio, porque si bien es cierto que se quedó a deber una parte, más tarde habría costado mayor suma por circunstancias que son bien conocidas de todos».
Entonces, la Pila empezó a funcionar en 1915 y el día se puede inferir de la noticia de El Hogar. El 06 de noviembre cumplirá un siglo entre nosotros.
Toda esta información existe gracias a don Célimo Zuluaga quien -con su Monografía publicada en 1954- la salvó del olvido. Sin ese libro, Marsella no tendría historia, o estaría a la espera de un investigador que la busque en los archivos que aún existan en Bogotá, Popayán, Cartago, Pereira y Manizales. La Pila es un icono de la identidad local que tiene mensajes potentes y actuales. Es un símbolo ambiental, artístico y de amueblamiento urbano. El agua que brota de sus entrañas de hierro llega desde la serranía del Nudo y clama por la compra de los predios que faltan en la Zona de Reserva de la Nona. Es arte vivo, pues juega con el agua para crear frescura y bienestar. Yes un eco que viene del pasado con las ideas de los prohombres que pusieron en marcha la vocación «bella» de Marsella. La Pila merece entonces