DIVAGACIONES
Por Julio Giraldo Alzate
Los grandes hombres se han esforzado siempre por ocultar el verdadero móvil de sus actos, decía el dramaturgo bertolt brecht. Y no hay frase mas ajustada, para tratar de comprender apenas en parte, la vida y obra del sacerdote Carlos Giraldo Velez. Una vida que parece sacada de las páginas literarias de Benito Perez Galdóz, y que al igual que hizo de su novela «Nazarin» un testimonio de la aventura humana y espiritual del clérigo Nazario Zaharin en la época del realismo español, hubiera podido hacerlo hoy con la vida de este singular sacerdote: es decir, una mezcla de Cristo y Don Quijote.
Nació en Marsella en el año de 1915 y realiza estudios de Filosofía y Teología en Holanda. A su regreso del Viejo Continente ocupa la vicecancillería de la curia de Manizales y posteriormente la cancillería de la Diócesis de Pereira.
Dominando varios idiomas y depositario de una inmensa cultura literaria reconocida por sus interlocutores y confirmada en sus incursiones periodisticas en el periódico La Patria, abandona ese mundo del terciopelo y de la púrpura ; soslayado de los intelectualismos, de las teorizaciones o razonamientos nacidos de la contemplación, parte en busca de la eficacia a riesgo de olvidar la catequesis por estos pueblos del viejo Caldas. Dota a la Diocesis de Pereira de gran parte de sus infraestructura construyendo cementerios , casas curales e iglesias, que el mismo, como un ingeniero autodidacta diseña.
Pero no solo a la iglesia entrega sus energías, sino también al desarrollo cultural de los pueblos por donde pasa: construye entonces teatros y colegios y dota las bibliotecas con sus propios libros, su único patrimonio. Pero la entrega incondicional que hace de sus vida al servicio de la comunidad toma caracterisiticas galdosianas y extrañas al comun de la gente, cuando en Viterbo al construirles su teatro, el pueblo decide colocarle el nombre de » Teatro Cagive, y él, con la ingenuidad y el desinterés de un Nazarin pregunta que cual es el significado de esa palabra; pero el pueblo no se sorprende tanto con la pregunta sino por el rechazo inmediato y airado que hace el modesto sacerdote al darse cuenta que » Cagive» significa Carlos Giraldo Velez.
Y continua con su despojo personal: se le ofrece la cancillería de la Diócesis de Popayan y la rechaza, y se va para Supia a convivir con los negros de ascendencia africana que trabajan en las minas de oro, y se hace participe de sus miserias a la vez que defiende, aun ante sus propias autoridades eclesiásticas, la propiedad tradicional de las tierras heredadas de sus propios esclavistas. El Obispo de Pereira, consciente del desperdicio cultural de este sacerdote en tierras lejanas, le ofrece la rectoría de la Universidad Católica en su fundacion, y nuevamente Nazarin aflora impertérrito y se va para Mistrató en donde se confunde material y espiritualmente con el pueblo. Para todo turista que vaya a Mistrató, su sorpresa es ver este sacerdote, que bordeando los setenta años, con una sotana que mas que habito es un overol por lo sucia y raida, tira pala y pega ladrillos al igual que los obreros.
Por eso nos duele la injusticia histórica que se ha cometido en Marsella con este sacerdote, al creer que la fundacion del Instituto Estrada, patrimonio cultural de este municipio, haya sido hecha por Monseñor Estrada. Pero que haciendo honor a la verdad y sin herir susceptibilidades monográficas alrededor de la figura de este otro gran sacerdote , el único fundador fue Carlos Giraldo Velez, que con ayuda de otras distinguidas personas en Marsella lo hizo. Y que su modestia, tan exagerada que raya en el abandono de si mismo, pidió él, que este colegio llevara el nombre de Jesus Maria Estrada por el solo hecho de haber cedido, y no de buen talante pues nunca creyó en la quijotada del Padre Giraldo, una casona propiedad de la parroquia que servía de trilladora, la que este mismo sacerdote reformó y acondicionó como colegio.
No sabemos donde terminará la vida de este Nazario Zaharin de la vida moderna, que todavía celebra misa en andamios viejos con pegostes de cementos y con ornamentos sagrados consonantes con la humildad y sencillez de sus feligreses.
Publicado en LA TARDE en el año 1985,aproximadamente.