EN BUSCA DE LAS RAÍCES DE MARSELLA

APARTES                             

Alfredo Cardona Tobón

Algunas aldeas nacieron en los cruces de los caminos guiadas por el espíritu de la Empresa y el ‘Comercio; crecieron bajo el retumbar de los cascos y se mar­chitaron cuando se alejaron las recuas.

Otras aldeas brotaron al lado de la fonda caminera que les sirvió de cordón umbilical; medraron en sitios inverosímiles hasta que llegó la carretera que se las llevó, hasta con los recuerdos, a la ciu­dad más próxima.

Hubo unas cuantas que nacieron con pergaminos y fecha de fun­dación. Nacieron con poder; las circunstancias les fueron dando fuerza o las borraron del mapa. A veces los cuarteles y los puntos militares dieron vida a unos pue­blos que vivieron con el sonido del clarín y desaparecieron, cualquier día. bajo el plomo canden­te o el fragor del combate.

En los anales del departamento del Risaralda la aldea de la Virgi­nia fue un cruce caminero, Bal­boa nació a la orilla de la Fonda de Vista-Hermosa, el primer Cartago tuvo privilegio de nacer con fecha y pergaminos; Guntras surgió a la voz de un caudillo y desapareció bajo flechas y mos­quetes.

Otras aldeas, como Villa Rica, se levantaron quedamente en me­dio de la selva, sin ruidos, perga­minos ni fecha establecida; na­cieron bajo el impulso de titanes montañeros que buscaban paz y tierra, grata simplemente.

Del fortín al barbecho

Las provincias del Cauca y la de Antioquia, constituidas en Esta­dos Soberanos por la Constitu­ción de Rionegro, eran algo así Como dos naciones antagónicas dentro de un mismo Estado.

Los antioqueños eran conservado­res en su gran mayoría y los caucanos eran liberales. Los antioqueños se preciaban de ser blancos y miraban con desprecio a los ñapangos y negros del sur. que a su vez veían a los antioque­ños como picaros y camandule­ros.

Las dos provincias eran los ba­luartes de uno y otro partido polí­tico. Si se desestabilizaba   el go­bierno liberal del Cauca, naufra­gaba el liberalismo colombiano y si era vencido el conservatismo antioqueño. nada tenía qué hacer el conservatismo del resto del país Todo esto llevó a las provincias vecinas a confrontaciones conti­nuas. En el año de 1841 fue la guerra de los supremos, iniciada por Antioquia En 1860 fue la revo­lución de Mosquera que empezó en tierras caucanas En 1876 se levantaron los conservadores del Cauca con el apoyo de Antioquia y la sangre corrió por toda la pa­tria. Y no contemos las innumera­bles revoluciones locales, los pro­nunciamientos y las guerrillas pro­movidas por uno y otro Estado Por la banda occidental del río Cauca los Estados de Antioquia y el Cauca estaban separados por el río Arquía; el río Chinchiná era su límite por la banda oriental del río Cauca. Hasta aquí llegaba el inmenso latifundio reclamado por los sucesores de Juan de Dios, cuya ambición de tierras los llevó a reclamar más territorios al sur y trataron, sin conseguirlo, de cambiar el nombre del rio Claro por el de Chinchiná, para apode­rarse de extensos baldíos.

La aldea de Manizales nació al norte de la ribera del río Chinchiná y pronto fue convertida en un fortín militar por los antioqueños Los caucanos lo consideraron un nesgo y para neutralizar su poder fundaron el caserío de Mana o Villamaría al otro lado del rio Villamaría creció con colonos paisas de extracción liberal. El 20 de octubre de 1852 fue erigido en Al­dea y en 1858 era distrito parro­quial El 8 de mayo de 1860 el gobernador del Cauca, general Tomás Cipriano de Mosquera, separó el Estado de la Confede­ración Granadina y atacó al go­bierno de la Unión. Los conserva­dores caucanos, auxiliados des­de Manizales ocuparon la Aldea de María En Agosto 28 Cipriano Mosquera, desde la Aldea atacó a su vez a Manizales y engañó a los paisas con el célebre convenio llamado la Esponsión.

La mayoría de los labriegos veni­dos de Antioquia y ubicados en Villamaría no estaban interesa­dos en las guerras. No podían volver al norte pues eran tierras con dueño Fijaron entonces su vista en las montañas del sur y decidieron retar, de nuevo, los tigres y los bichos.

Así pues, un día de 1860 Don Pedro Pineda vecino de Villamaría, organizó provisiones, se ter­ció una peinilla y con un hijo y un perro se adentró en territorios caucanos, libres y baldíos, en busca de un sitio libre de comba­tes. contribuciones y reclutamien­tos Don Pedro siguió una trocha que desviaba al rio Cauca y después de varios días de reco­rrido vio el punto que deseaba Al lado de un lembo gigantesco abonó el barbecho y sembró la semilla que habría de alimentar a su fa­milia. Después regresó a la Aldea de María y cuando calculo que las mazorcas de su abierto lo estaban esperando, retomo el camino de la selva con sus ami­gos José Bedoya. Pedro Castaño. Luis Betancur con otros compañeros de aventura habrán   de dispersarse por los montes vírgenes de Villarrica  en la provincia del Quindío.

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