
MEMORIAS DE UNA GENERACIÓN
Por Carlos Arturo López Ángel
Casa de la Cultura, la consolidación.
La crisis desatada en la institución duró poco porque los Peludos no estaban ni solos ni inermes. Eran contestarios y firmes en la defensa de sus ideas. Para entender su forma de actuar, ayuda mucho conocer la influencia del Nadaísmo, resumida en el poema del marsellés Dukardo Hinestrosa, cuyo título es “Hay que llevarles la contraria en todo” que se convirtió en algo así como un manifiesto del grupo, publicado muchas veces en sus periódicos y leído en la emisora.
“HAY QUE LLEVARLES LA CONTRARIA EN TODO”
Ahora que los tiempos van cambiando,
a una velocidad incalculable, es necesario
percatarse, quien está de nuestro lado.
Cuando ellos digan sí;
Es obvio que hay que responderles no,
Y si nos hechan la soga al cuello,
Soltémosles el nudo.
De una vez empecemos
a cambiarlo todo:
lo que esté arriba
hay que ponerlo por abajo,
y todo lo que esté abajo
hay que ponerlo por arriba.
Sin demoras hay que sacar
a los que están adentro,
y entrar a todos los que está afuera.
Desde este mismo momento:
habrá que descentralizar lo ya centralizado,
desnivelar lo que se encuentra nivelado,
desorganizar lo que esté organizado,
deshipotecar lo hipotecado,
desajustar lo antes ajustado,
desempapelar lo empapelado y
desmitificar lo ya mitificado.
Y en este mismo orden: desmilitarizar
lo militarizado, descongelar lo congelado,
desintegrar lo antes integrado,
desautorizar a los autorizados,
desilusionar a los ilusionados.
Por otra parte, será muy necesario:
valorizar lo antes devaluado,
operar lo que se encuentre gangrenado,
hacer reír, a los que antes han llorado,
y desenfundar lo que ha estado envainado.
Y si es que nos organizan un ataque,
preparémonos todos para dar
un contra-ataque. Cada vez que nos den
un golpe, habrá que dar un contra-golpe.
Tengámoslo por cierto,
que así de esta manera,
llevando siempre la contraria,
nos vamos todos a poner todos de acuerdo”
¿Qué pasó entonces? ¿Cómo fue superada la crisis?
Después de la destitución de la alcaldía, Carlos Arturo López retomó su curul y la presidencia por dos períodos de la Asamblea Departamental, desde allí pudo incluir partidas en el presupuesto para el funcionamiento de la CCM. Lo sucedió el médico Rufino Cuartas que duró cuatro meses y luego llegó Diego Agudelo, quien estaba cursando quinto año de Derecho en la Universidad Libre. Estuvo al frente de la alcaldía durante 27 meses, creando estabilidad para el arranque de otros proyectos de desarrollo municipal.
Al ser clausurada la emisora, Fabio Echeverry ya era corresponsal de varios medios de Pereira. Se trasladó a la capital en donde continuó con su larga carrera como periodista en La Tarde (página judicial), en varias emisoras y en un periódico de Cali. Desde esas posiciones multiplicaba las noticias de los sucesos de Marsella y apoyaba las iniciativas en favor de los campesinos. Incursionó en la política y fue jefe de prensa de entidades oficiales. Hoy es psicólogo de profesión.
Ante la ausencia de la emisora, el medio de comunicación fue Coyunturas, un periódico gratuito. Además, la CCM utilizó otras herramientas de impresión como el rústico hectógrafo con gelatina y el mimeógrafo de más capacidad de copia, adquirido para multiplicar informes de actividades, defender la institución y realizar campañas de carácter ecológico como la necesidad de reforestar la cuenca de la Nona.
Coyunturas entre 1975-1982 tuvo los siguientes directivos: Norberto Arango, Diego Agudelo, Edgar Villada, Carlos A. López, Javier Gonzales, Fabio Echeverry, Román Hernández, Mario Marulanda, Gonzalo Vásquez, Gonzaga Toro, Jorge D. Hernández y Rubier Salazar.
Muchos de los muchachos de todas las tendencias que impulsaron ese momento lucido de rebeldía y cambio salieron de Marsella para ingresar a la universidad o a la vida laboral. Hacen parte de una generación que irrumpió con fuerza y sin pedir permiso para transformar su pueblo querido. Su ausencia debilitó el debate ideológico y calmó un poco los ánimos.
Además, el pensamiento de izquierda de esa muchachada era bien visto en los círculos políticos de Pereira, una ciudad de esencia liberal, “sin puertas” para las nuevas ideas. No era difícil conseguir ayuda para la CCM y para los procesos en marcha. Por tal razón contaron con gobernadores como Carlos Arturo Ángel Arango, Hernando Uribe Ángel, Mario Jiménez Correa y Gonzalo Vallejo Restrepo. Sin olvidar al médico y diputado de izquierda Santiago Londoño.
En la prensa y la radio tenían a Cesar Augusto López, quien fue declarado como presidente honorario de la institución y a varios columnistas; por ejemplo, el poeta Oscar Echeverri Mejía, quien después de una visita escribió: “El país debe conocer lo que ese grupo de estudiantes y campesinos, con las manos, están haciendo, en la Casa de la Cultura; es de tal magnitud, que ni siquiera ciudades capitales importantes tienen algo similar. Hay que agregar a lo dicho (y me quedan muchos otros aspectos en el tintero) que la Casa de la Cultura tiene una escuela con 50 alumnos a los que no solo educa sino alimenta y que diariamente atiende y absuelve consultas a un promedio de 150 estudiantes. ¿No es verdaderamente digna de apoyo una tarea tan noble como esta?”
Y lo más importante, muchos de los firmantes de memoriales contra la Casa de la Cultura y los Peludos eran propietarios de fincas cafeteras, que se asustaron por el lenguaje tanto de la emisora como del periódico Coyunturas, y por los rumores desatados por los enemigos del proceso, quienes les hicieron creer que el comunismo ateo se estaba apoderando del pueblo. Poco a poco, con los cambios favorables en marcha se convirtieron en colaboradores entusiastas y fueron fundamentales para sacar adelante iniciativas en el concejo, las juntas de acción comunal, las instituciones cívicas y el gremio cafetero.
La lucha, desde ese momento, se trasladó al campo de la política electoral, tal como sucede en toda democracia. Ese nuevo escenario fue arduo, con muchos acontecimientos buenos y malos. Allí hubo adversarios ideológicos respetables, también rezagos oscurantistas y mucho del sectarismo entre los partidos, por las infamias de La Violencia.
LA PELEA POR LA BIBLIOTECA.
Pero quedaba una pelea pendiente. El presidente Alfonso López no olvidó su propuesta para crear una biblioteca municipal que, ante la negativa del concejo, los Peludos concretaron en la Casa de la Cultura. Por eso, en octubre 7 de 1976, mediante resolución firmada por Gloria Zea de Uribe, Colcultura determinó el envío de un fondo bibliográfico y una colección de cuadros famosos de la pintura universal para la Casa de la Cultura, por valor de $61.000. Por equivocación la donación llegó al concejo y empezaron los problemas, pues su presidente se negó a entregarla a la institución. Entonces, aplicando el “manual” implícito en el poema citado, los Peludos movieron todas las palancas posibles, hicieron las denuncias respectivas y atacaron con fuerza la reiterada y hostil actitud del cabildo. Ante tanta presión, el 11 de enero de 1977 llegó la orden perentoria de entrega mediante comunicado de la jefe de bibliotecas de Colcultura, Lucy Martínez de Jiménez. Así, Gilberto López y Jairo Zambrano con otros voluntarios trasladaron desde la bodega del concejo a la biblioteca los 370 libros y las 20 pinturas que fueron puestas al servicio de la comunidad, como debía ser. Contenían colecciones tan valiosas como Historia Extensa de Colombia (28 tomos), Enciclopedia del Mundo (22), Naturalia (12), Nuevo Tesoro de la Juventud (19), Enciclopedia Estudiantil (17 tomos). Según informe de labores, ese año la biblioteca ya contaba con 10.655 consultas durante 285 días, con un promedio de 41 diarias. La llegada de los libros y los cuadros fue otro triunfo que reforzó la biblioteca y amplió la oferta de servicios.
CASA DEL ESTUDIANTE CAMPESINO
De la alianza entre los Peludos y el liderazgo popular surgió la idea de la Casa del Estudiante Campesino para atender a 50 jóvenes del campo que querían continuar con sus estudios en el pueblo becados por la alcaldía, y quienes serían acogidos para dormir y alimentarse en la institución cultural.
Tramitaron su personería jurídica número 020647 de Risaralda del 7 de junio de 1976, expedida en la gobernación de don Gonzalo Vallejo. Junta Directiva (Octubre 18 de 1975): presidente José López (San José), vicepresidentes Cardenio Castaño (Corozal) y Manuel Romero (Valencia), secretario Jaidive López( Milochenta), fiscal Fabio Echeverri (El Kiosko) y José Gutiérrez (Corozal), tesorero Jaime Martínez y Jesús Barco (La Oriental), vocales: José Patiño (Alto Cauca), Aura Valencia (Corozal), Fabian Morales (Caracas), Juan Sánchez (Corozal); suplentes: José Ramírez (San Vicente), Octavio Marín (La Armenia), Efraín Duque (San José), Efraín Blandón (San Andrés).
Para su sostenimiento ayudaron la alcaldía, bienestar familiar con leche y Bienestarina, auxilios de la asamblea. Y lo más importante, los aportes de las veredas por el número de niños beneficiados en cada una; por ejemplo, en 1976 las colaboraciones fueron: Mangabonita $1.000, La Oriental $522, El Nudo $300, La Palma $300, San José $300. También algunos líderes colaboraban con revuelto como Cardenio Castaño, Manuel Romero, Jaime Quintero, Fabio Echeverri (papá) y otros.
Alba Lucía Echeverri Caicedo estuvo allí dos años del bachillerato con Liliana, su hermana menor, en la primaria. Ella cuenta sobre la alegría de pasar del campo sin luz y sin comodidades, al claustro que consideraban como un palacio, en donde dormían en camarotes en salones del segundo piso (Los camarotes eran herencia del campeonato nacional campesino de baloncesto). Tenían todas las instalaciones de la institución a su servicio, por ejemplo, la biblioteca en donde se encerraban de noche a leer. Hacían aseo y ayudaban en la cocina. Los mejores momentos los vivieron en las ferias de artesanías en la cancha por la algarabía y la música. También aprendían mecanografía en viejas máquinas regaladas por la alcaldía. Entre los muchachos recuerdan a Ramiro Valencia y Gabriel Marín. La cocina en donde comían estaba en el primer piso al lado de la Sala de Ajedrez, manejada por Jesús López, que también era celador.
Su estricto jefe de disciplina era Gilberto López quien daba los permisos. Recuerda que los muchachos una vez las invitaron a bailar en una de las discotecas de la plaza. Gilberto les dio el permiso, pero les puso de cuidandero a Jesús López, el vigilante. Hicieron el ridículo frente a los otros jóvenes bailarines, porque Jesús se paraba al lado de la pista a cuidarlas con exceso. Ante eso, no se explica que hicieron los muchachos para darle cerveza -quien sabe con qué menjurje- que lo durmió en la mesa y pudieron continuar la fiesta hasta el cierre del establecimiento, de donde lo sacaron cargado. También hizo amigas en el colegio entre ellas Luz Elena Vargas, la “Nena”, la inolvidable amiga de los Peludos, muerta en la flor de su juventud; Patricia López, hija del médico López y Angélica Salazar a cuya casa iba a hacer tareas y a chupar helados. El experimento de la Casa del Estudiante duró hasta 1980 cuando se extinguió por sus costos de sostenimiento. Su existencia fue un mensaje sobre la necesidad de ampliar la educación para los campesinos.
IV Campeonato Nacional de Baloncesto Campesino.
Por ofrecimiento de Silvio Gonzales Mora, dirigente y periodista deportivo, los Peludos y las fuerzas vivas de Marsella aceptaron la sede de ese campeonato nacional que se realizó con la ayuda de Carlos Arturo Mejía Gómez, director de Coldeportes Risaralda, del Comité de Cafeteros y la Lotería del Risaralda. Consuelo Marulanda -muy activa en la organización del evento-, cuenta sobre la simpatía que sentían en Pereira que se traducía en apoyo para las ideas que surgían desde Marsella.
El campeonato se realizó en diciembre de 1975 con un costo de $80.000 y participaron delegaciones de Guaviare, Vaupés, Caquetá, Huila, Santander del Norte, Cundinamarca, Caldas y Risaralda. El ganador fue Vaupés.
Los deportistas se alojaron en el Instituto Estrada y el Agrícola, los periodistas en la Mariscal Sucre y el centro de operaciones era la Casa de la Cultura. La inauguración en el estadio tuvo la presencia del gobernador Gonzalo Vallejo con todo su gabinete y el alcalde de Pereira, César Gaviria Trujillo. Ese mismo día el médico Rufino Cuartas le entregó la alcaldía a Diego Agudelo. Fue la primera vez que Marsella se le midió a un certamen nacional y eso fortaleció la imagen de los Peludos.
Mientras tanto, Gilberto López con la ayuda del grupo arrancaba con la creación de las colecciones y los procesos formativos que le dieron la identidad a la institución, con la siguiente cronología:
1974, biblioteca, teatro, pintura y dibujo; 1975, ajedrez, danzas (profesora Lucy Jordán), tenis de mesa, colección de objetos históricos; 1976, música de cuerdas, baloncesto, museo de arqueología; 1977, balompié, fotografías; 1982, Museo del Periodismo; 1985, colección de puertas y ventanas; 1986, vientos y percusión, cestería.
Todo ese movimiento y creatividad, sacaron del atolladero a la institución y la proyectaron hac