Yo nací en Marsella

Yo Nací en Marsella

Alberto Arellano

Yo nací en Marsella el 54, creci en la Rioja, La Plazuela y Hoyo frio, frecuentando lugares bucolicos como los potreros de la aurora, la piscina, milancito; mí juventud la transcurri en otros pueblos del gran Caldas casi iguales de agradables como el Marsella de mís recuerdos.

No había dramas por el servicio insuficiente y cortes de luz, por la falta de suficiente agua, todo se aguantaba. ..y borrón y cuenta nueva!!

Si te portabas mal te daban un chancletazo (o varios) y si te ponías de patán con alguien te reventaban la jeta de un soplamocos.(jerga paisa)

Los niños no discutían con sus padres, los padres eran la ley , los primos eran tus hermanos y los compañeros de escuela tus primos, los profesores eran modelos, y no se les faltaba el respeto.

Me enseñaron a saludar, a despedirme, a decir gracias y a pedir permiso y a entender el lenguaje de los ojos 👀.

Salíamos a jugar con los vecinos de la cuadra (los vecinos de antes) todos juntos, era toda una aventura, nos subíamos a los árboles por mangos y jugábamos a la comitiva, se hacían reinados, las niñas bautizaban las muñecas, jugábamos fútbol, la lleva, escondidas, ponchao, policías y ladrones, guerra libertadora, trompo y otras diversiones más.

Comíamos lo que nuestras madres cocinaban y PUNTO! Comimos arroz pelao o con huevo, frijoles, lentejas, pollo con papá sudada, había un carrito de helados o alguien ofreciendo las galletas de vainilla ( recuerdo a galleta, mí amigo Cardenas) que con su llamado invitaba a los imberbes clientes compraran su deliciosa mercancia y ni se diga de las guamas, mangos, naranjas y otras delicias de la tierrita cuando era la temporada.

Jugamos trompo, escondite americano, quemao, a brincar la cuerda, futbolito, que pase el rey, a los jazzes (desarrollábamos destreza motora fina) y otros.

Podíamos caminar de arriba para abajo o nos montábamos en nuestras bicicletas (el que tuviera), en los carritos de madera con balineras (antes se usaban con ruedas de madera), patinabamos, montabamos canguro e íbamos a casa de un vecino amigo a ‘cachetear’ nuestro programa favorito de entonces:’ El investigador submarino, Rin Tin Tin de carnee y huueesooo, Supercar, El llanero Solitario y su amigo Toro, los primeros capítulos de Los Supesonicos y los Picapiedras, el Mundo al vuelo y El Mundo al instante’.

No teníamos miedo a nada y respetábamos a nuestros ancianos. Se nos enseñó el respeto por los demás y por la propiedad ajena.

Como niño, no se hablaba si un adulto estaba hablando.

Si alguien tuvo una pelea, fue una pelea de puños, los niños no teníamos armas cuando crecimos, excepto revólveres de palo o de jengibre para jugar al Llanero Solitario y tomados de la armería del socavón y los patios de la escuela Mariscal Sucre!

En la fiestas de ‘paisas y campesinos’ en Marsella NO echábamos maizena, ni quemabamos pólvora,

Cómo gozábamos!!!

Cuando se hacía de noche sabíamos que era hora de entrar, con un llamado de nuestros papá’s… máximo las 7

Nos encantó ir a la escuela porque teníamos amor, cariño y respeto por los profesores y teníamos la dicha de ver a nuestros compañeros que hoy son nuestros grandes amigos!! ….y nadie le faltaba el respeto a un profesor de nuestra escuela, allí recibimos las primeras reglas del buen vivir y nos inculcaron el amor por lo nuestro.

Miramos a nuestro alrededor, de la boca de nuestros ancianos escuchábamos historias y consejos porque sabíamos que si le faltábamos el respeto a algún adulto nos voltiaban el mascadero, un correazo, un coscorron y en el peor de los casos con un perrero de cuero torcido traído de la finca, la chancleta o con la mano, pero la juetiza o pela era inminente !

Nos metíamos a la casa de nuestros vecinos y la mamá nos daba comida a todos, nadie cogía nada sin permiso y no se hacía tanto desorden porque siempre nos ponían a recoger Conocíamos a todos los de la cuadra y todos nos echaban ojo

Cómo quisiera que pudieramos volver a esos tiempos porque estamos perdiendo a nuestros hijos en una sociedad sin respeto a la autoridad, la compasión y sensibilidad por los demás…. una sociedad y una educación que ya no califica ni enseña.

Nota: seguiré relatando mis cuitas con más datos por evocar!

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