EL PROCESO RELIGIOSO EN MARSELLA

EL PROCESO RELIGOSO EN EL TERRITORIO MARSELLÉS

 Por: Jorge Humberto Pineda S. 

INTRODUCCIÓN 

Con motivo de la celebración del Sesquicentenario de la Fundación del Municipio de Marsella, el 18 de julio de 2010, elaboré para el programa radial Semillas de Fe,  de la Parroquia de la Inmaculada de este municipio, el guion para cuatro programas que fueron emitidos entre el 14 y el 17 de julio de ese año, por la emisora Sembrando Estéreo. Hoy retomo estos textos y hago algunas precisiones con el fin de entregárselas al Licenciado Emilio Rojas Herrera, quien muy amablemente me las solicitó para publicarlas en su blog.

El contenido no parte de una investigación rigurosa. Leí, eso sí, con mucho juicio algunos textos de la historia de Colombia y otros tantos que nos narran la historia de nuestro municipio y pasé varias tardes entre los archivos del despacho parroquial, con el ánimo de recopilar alguna información que me permitiera contar a los oyentes del programa anteriormente mencionado, detalles del proceso religioso llevado a cabo en el territorio que hoy ocupa Marsella. Esta aclaración la hago con el fin de motivar a los verdaderos estudiosos de estos temas a hacer las correcciones que estimen convenientes. Conviene también dejar en claro que los dos primeros puntos son sobre todo resúmenes de textos, debidamente registrados al final de este documento, mientras que los otros dos son elaboraciones personales, basadas, como ya lo anoté anteriormente, en algunas consultas.

Iniciaremos en la época precolombina y, más concretamente con los quimbayas que habitaron esta región, pasando por el descubrimiento, la conquista, la colonización y los primeros años de la República, para seguir luego con los inicios de la fe cristiana y lo ocurrido en el siglo pasado y terminar con lo que acontece actualmente en nuestra Iglesia parroquial y el compromiso que tenemos los laicos con la difusión del evangelio de Jesucristo.

 

JORGE HUMBERTO PINEDA SALAZAR

Nació en Marsella (Rda.), cursó sus estudios primarios en la escuela Mariscal Sucre y parte de su bachillerato en el Colegio Instituto Estrada. Desde 1985 vive en Manizales donde se graduó de bachiller del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Allí mismo estudió Filosofía y Teología en el Seminario Mayor Arquidiocesano y la Universidad Católica le otorgó el título de Licenciado en Educación con énfasis en Ciencias Religiosas. Es especialista en Enseñanza Religiosa Escolar y Catequesis de la Pontificia Universidad Javeriana y en Informática aplicada a la Educación de la Universidad de Santander.

Ha sido profesor de Educación Religiosa en los colegios Santa Margarita María de El Espinal (Tol.) y San Rafael y San Luis Gonzaga de Manizales (Cds.). Así mismo, fue profesor de Filosofía Antigua y Antropología Filosófica en el Seminario Mayor La Providencia de El Espinal (Tol.).

En 1998 se vinculó al Colegio San Luis Gonzaga, dirigido por los padres jesuitas y desde 2005 ocupa el cargo de Director de Pastoral.   

1. LA ÉPOCA PRECOLOMBINA – LOS QUIMBAYAS (1) 

Las tierras que actualmente corresponden a los departamentos de Caldas, Quindío y Risaralda, estaban cubiertas por una tupida selva en la época precolombina. Y fue a estas tierras donde, en algún momento, llegaron los miembros de la familia lingüística caribe denominados Quimbayas. Así me lo enseñaron en la escuela Mariscal Sucre donde hice mis estudios de primaria y me lo refrendaron luego en el colegio Instituto Estrada donde aprobé mis primeros cuatro años del bachillerato.

Estos indígenas quimbayas adoraban el sol y la luna, las estrellas y las piedras y veneraban a los muertos. Y los denominados mohanes, brujos o médicos eran los encargados de hacer las ceremonias. La religión que ellos practicaban no les imponía frenos como sucedía también con los chibchas y de allí sin duda su libertinaje y despreocupación por la moral.

La cultura Quimbaya practicaba la antropofagia ceremonial ¿Esto en qué consistía? resulta que cuando una tribu iba a la guerra el cacique sacrificaba dos de sus esclavos y todos bebían de su sangre y comían de su carne porque, según creían ellos, esto les daba valor y fuerza para el combate. Esta práctica sólo se daba en tiempos de guerra y en ceremonias religiosas.

PRÁCTICAS FUNERARIAS 

Hablemos ahora de los entierros, de las prácticas funerarias como tal: el entierro de un cacique, por ejemplo, era un evento muy importante. Los sacerdotes organizaban una gran ceremonia, pintaban y adornaban el cuerpo del cacique, que era ataviado con adornos de oro y mantas lujosas. El cacique era velado por varias semanas en su residencia, luego era llevado a lo alto de una colina, donde se había cavado un hueco en el que habían puesto muchas joyas y ropajes y unos esclavos vivos para servirle durante su nueva vida. Y mientras llevaban el cuerpo del cacique hasta la tumba, sus esposas lo acompañaban felices de ir con él a la vida eterna. Finalmente lo enterraban.

Las características de las tumbas en las tierras que habitaron los quimbayas y más concretamente en el Quindío, son muy diversas: hay tumbas rectangulares, de uno o dos metros de largo por uno de profundidad; el cadáver era acostado en ella y como única ofrenda le ponían una cerámica al lado de la cabeza.

Hay otras tumbas que son rectangulares con una pequeña cámara en uno de sus extremos, destinada a guardar los restos del difunto; las ofrendas de cerámica aumentan en número y aparecen ya algunas piezas de orfebrería.

Otras, semejantes a las anteriores tumbas, tenían una cámara más grande, clausurada con maderos puestos a la entrada, unos a continuación de otros. Como ofrendas se registran en estas tumbas cerámicas de varios tipos y formas decorativas, como tazas, piedras, narigueras. 

Hay otras tumbas, también rectangulares, con una bóveda cuadrada en uno de sus extremos; los cadáveres eran puestos sobre tendidos de guasca (hierba que se usa para aromatizar el ajíaco). A su lado había cerámicas y piezas de oro fino.

No voy aquí a explicar todos los tipos de tumbas; en términos generales puedo decir que no todas tenían la sencillez de las anteriores. Había también cadáveres muy adornados con piezas de oro y cobre en todas las partes del cuerpo. Se han encontrado tumbas con ofrendas muy ricas, la más célebre fue hallada en un sitio denominado Santuario, cuya ofrenda de piezas de orfebrería pesó más de 14 libras. Y otra en Montenegro, cuyas joyas pesaron cerca de 70 libras y entre las cuales se distinguían bastones, pitos, cornetas, coronas, etcétera.

DANZAS Y CANTOS CEREMONIALES

Hablemos ahora de las danzas y los cantos ceremoniales. Los quimbayas acostumbraban celebrar fiestas de carácter ritual, seguramente para buscar el favor de sus dioses en las cosechas y en otras actividades de su vida cotidiana. Estas fiestas consistían en danzas ceremoniales al compás de tambores, acompañadas del consumo de chicha y de cantos en los cuales se expresaban las dificultades y las necesidades de la tribu, a la vez que se recordaban las hazañas de sus mayores.

Un carácter ritual parece que tenían también otras fiestas, como aquella en que se reunían para beber y descansar, después de lo cual se formaban las mujeres y los hombres, jóvenes y adultos, y daban inicio a una especie de batalla donde arremetían unos contra otros, con flechas largas disparadas por medio de correas, varas y otras armas, con el resultado de que de tales lides resultaban muchos heridos y, dicen los historiadores, que también un buen número de muertos.

MAGIA Y RELIGIÓN

Para terminar, mencionemos la relación que había entre la magia y la religión. El agua tenía para ellos poderes curativos especiales y a ella acudían frecuentemente por medio del baño repetido cuando eran víctimas de alguna enfermedad.

Además de las creencias mencionadas, los quimbayas tenían otras en relación con el más allá y con la existencia de otra vida después de la muerte, a la que había que llegar con algunos recursos propios de este mundo. Creían en una cierta resurrección de los cuerpos, no precisamente como nos lo enseña la doctrina católica; como creen en la existencia de otra vida, les echan en las tumbas mucha cantidad de vino y maíz, de pescado y otras cosas, y juntamente con ellos sus armas, para defenderse de los peligros del otro mundo (2).

CÓMO DESAPARECIERON

Cuando los conquistadores llegaron a estas tierras, al mando del Mariscal Jorge Robledo, se mostraron amables con los quimbayas, y éstos a su vez los recibieron sin oponer resistencia. Pero, con el paso del tiempo empezaron a esclavizarlos y a quitarles el oro para fundirlo y enviarlo a España. Los quimbayas, y otras tribus, lucharon contra ellos pero no fue posible vencerlos, muchos murieron y otros terminaron huyendo a lo que hoy se conoce como el Chocó. Estas tierras quedaron deshabitadas desde el siglo XVI hasta el siglo XIX en que empezó la fundación de muchos pueblos. El territorio que hoy ocupa Marsella no tuvo pobladores por espacio de unos 300 años.

Hasta aquí hemos hablado de los quimbayas y de lo que ocurría en esta región a nivel religioso entre los años 1.300 y 1.560 aproximadamente. A continuación nos referiremos a la época del descubrimiento, la conquista, la colonización y los primeros años de la República, es decir, nos vamos a devolver un poco, hasta 1.492, y contaremos lo que ocurría en el territorio que hoy ocupa nuestro país, desde esa fecha hasta el año 1.860, año de la fundación de nuestro municipio por parte de Pedro Pineda y María Gregoria Muñoz y los demás colonos que les acompañaron en esta empresa. 

2. EL DESCUBRIMIENTO, LA CONQUISTA, LA COLONIZACIÓN Y LOS PRIMEROS AÑOS DE LA REPÚBLICA 

EL DESCUBRIMIENTO (3)

Cristóbal Colón partió del puerto de Palos el 3 de agosto de 1492 con una tripulación integrada por 120 hombres, víveres para tres meses y tres carabelas: La Santa María capitaneada por Colón, La Pinta, gobernada por Martín Alonso Pinzón y La Niña, por Vicente Yáñez Pinzón.

A medida que pasaba el tiempo sin ver más que mar y cielo, el temor y la desconfianza se empezaron a apoderar de los marineros pero, la férrea convicción del almirante con relación a su proyecto, le permitió controlar y animar a su tripulación para continuar con esta gran aventura. Después de 69 días de navegación, Colón percibe en lontananza, el 11 de octubre, una tenue sombra y, al día siguiente, desde La Pinta, se escucha el tan ansiado grito (Rodrigo de Triana) de: ¡Tierra!

Colón y sus hombres desembarcaron ante los sorprendidos ojos de un grupo de indígenas en una isla denominada Guanahaní, a la que el Almirante llamó San Salvador porque su descubrimiento evitó regresar a España derrotado. El primer acto oficial realizado por Colón al pisar las tierras recién descubiertas, fue clavar en la playa una cruz, como símbolo de la religión que más tarde se enseñaría en estas tierras.

LA CONQUISTA Y LA COLONIZACIÓN (4) 

Las primeras expediciones en el territorio que hoy ocupa Colombia se llevaron a cabo en el litoral Atlántico en 1499, aunque el proceso de colonización se inició en 1509 cuando se fundaron las primeras poblaciones en la región de Urabá y el Darién. Estos primeros asentamientos no prosperaron, siendo Santa Marta, fundada en 1525 por Rodrigo de Bastidas, la más antigua ciudad española que sobrevive en la actualidad en el continente americano.

Tras la exploración de la costa caribe, comenzó la exploración del interior del territorio. Aquí aparecen como protagonistas el Capitán Gonzalo Jiménez de Quesada, quien funda a Santa Fe de Bogotá en 1538; Nicolás de Federmán y Sebastián de Belalcázar, este último nombrado gobernador de Popayán, con su segundo al mando, Jorge Robledo, quien continua la exploración y conquista del occidente, fundando Cartago y Santafé de Antioquia.

¿Qué papel tienen las órdenes religiosas en aquella época? Las comunidades religiosas fueron llegando poco a poco al continente americano con la misión de evangelizar a los pobladores de este territorio. Los franciscanos y mercedarios, desde 1493; los dominicos en 1510; los agustinos en 1532; y los jesuitas, a partir de 1568. Estas fueron las primeras órdenes religiosas en arribar al Nuevo Mundo.

Para el año 1600 habían llegado a la América española 5.428 religiosos. Posteriormente vinieron  capuchinos, carmelitas, jerónimos, trinitarios, oratorianos y benedictinos. También lo hicieron los hermanos hospitalarios de San Juan de Dios, desde 1602, y los bethlemitas, desde 1655. Y, entre las órdenes religiosas femeninas, llegaron clarisas, agustinas, carmelitas y franciscanas, entre otras.

Se cree que en algún momento había en el Nuevo Mundo más sacerdotes que en la misma España. Ya en Cajamarca, -me refiero aquí a tierras del Perú- en el momento del reparto del rescate de Atahualpa, estaba en evidencia la desproporción: había allí un sacerdote por cada 90 conquistadores. En España, en cambio, había un sacerdote por cada mil habitantes, aproximadamente.

La Iglesia fue colaboradora en la conquista y la colonización; ella permitió ordenar la sociedad, transmitir la religión católica a los indígenas y mantener entre los conquistadores la conciencia del respeto por la dignidad del ser humano, lo que se olvidaba con mucha frecuencia entre los conquistadores españoles.

Como en el resto de la América hispana, las órdenes religiosas fueron fundamentales en el campo de la educación, que por orden de la Corona se impartía en iglesias y conventos. Las dos primeras cátedras universitarias se deben a los frailes dominicos (1563 y 1573). En 1604 los jesuitas fundaron el Colegio de San Bartolomé, que aún existe y se encuentra situado en una de las esquinas de la Plaza de Bolívar de Bogotá. En 1580 los dominicos fundaron la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino para Artes y Filosofía, y en 1621 los jesuitas iniciaron los cursos en la Universidad de San Francisco Javier o Javeriana. Y en 1783 se fundó la primera escuela para la educación de la mujer en la Nueva Granada: el colegio de La Enseñanza, de la comunidad de María. Desde ese momento, se iniciaron las lecciones escolares para las mujeres, derecho que hasta entonces estaba reservado a los varones. 

El aporte más importante de esta época al conocimiento científico de la naturaleza americana está constituido por la Expedición Botánica, cuyo objetivo fue el estudio de la flora nativa. Se inició por orden del arzobispo-virrey Caballero y Góngora bajo la dirección del sacerdote católico José Celestino Mutis y con el aporte de científicos como Francisco José de Caldas, Jorge Tadeo Lozano y Francisco Antonio Zea. Tuvo su sede en Mariquita y en 1791 se trasladó a Santa Fe, donde perduró hasta 1816.

Esto pues, era lo que sucedía en nuestro país en los tres siglos anteriores a la fundación de nuestro municipio. A continuación hablaremos de lo ocurrido entre 1860, año de la fundación de Marsella, por parte de Pedro Pineda y otros colonos venidos de la población de Villamaría, Caldas, hasta la primera mitad del siglo pasado, más concretamente el año 1952, en el que Monseñor Jesús María Estrada, nuestro primer párroco, entrega la administración de la parroquia a un nuevo sacerdote. 

3. LA FUNDACIÓN DE MARSELLA Y SU PRIMER SIGLO DE HISTORIA RELIGIOSA 

FUNDACIÓN (5) 

Valeria Pineda, mi tatarabuela, le contó a don Célimo Zuluaga, autor de la Monografía de Marsella, que este territorio fue visitado inicialmente por su padre Pedro Pineda y uno de sus hermanos; venían de La Aldea (hoy Villamaría) y construyeron un rancho de palmicho en el sitio de La Pereza, vereda Valencia, con el fin de volver más tarde con toda su familia. Esto ocurrió a finales de 1860.

Posteriormente, Pedro Pineda volvió con su esposa María Gregoria Muñoz y todos sus hijos y se dio así inicio a la fundación del municipio de Marsella.

PRIMERA CAPILLA Y SACERDOTES ENCARGADOS

“La primera capilla, –nos lo narra también don Célimo- la construyó Pedro Pineda en el lugar que hoy ocupa la iglesia parroquial y era de vara en tierra o estantillos, cubierta con hojas de palmicho. En este lugar se reunían cuatro familias que había en esa época a cantar los versos de la Pasión, todos los domingos en las horas de la mañana”. En esa ramada cantó el Padre Juan Nepomuceno Parra, venido de Santa Rosa, la primera Misa”. En aquel entonces pertenecíamos a la Diócesis de Popayán.   

Inicialmente se tuvo un centro de culto que, con el paso del tiempo se convirtió en viceparroquia. Consultando los archivos del Despacho Parroquial, encontré el Primer Libro de Bautismos, que data del año 1880 y cuya primera partida está firmada por el P. Manuel Desiderio López, cura encargado. Después de él encontré las firmas de otros 13 sacerdotes que van desde el año 1881 hasta 1904, año en el que encontramos al P. Ismael Valencia, bajo cuya administración se elaboraron los planos del templo de madera que fue sustituido mucho después por el que tenemos actualmente.

LA PARROQUIA (6)

Como decía hace un momento, pertenecíamos a la Diócesis de Popayán. Luego se creó la Diócesis de Manizales, tomando territorio de la Diócesis de Medellín y de la Diócesis de Popayán. Esto sucedió el 11 de abril del año 1900 por Bula del Papa León XIII, siendo su primer Obispo Monseñor Gregorio Nacianceno Hoyos Yarza. El nuevo Obispo vino en visita pastoral y aquí mismo dictó el decreto de creación de la parroquia de Segovia, el 7 de febrero de 1905.

La parroquia comprendía inicialmente, además del actual territorio, las veredas de El Español y El Trébol, que quedaron luego en la Arquidiócesis de Manizales, al ser creada la Diócesis de Pereira el 19 de noviembre de 1952. Al año siguiente, en 1953, Monseñor Baltasar Álvarez Restrepo, el nuevo Obispo de Pereira, tomó la vereda de Combia, que también pertenecía a la parroquia de Marsella, y se la anexó a la catedral de La Pobreza de Pereira. Sobra decir que con la creación de la Diócesis de Pereira nosotros dejamos de pertenecer a la Arquidiócesis de Manizales.

Un mes después de la creación de la parroquia de Segovia –como se llamaba anteriormente Marsella-, llegó el primer párroco; lo hizo el 6 de marzo de 1905, era el Padre Jesús María Estrada, un joven sacerdote con apenas 27 años de edad y 17 meses de haber sido ordenado. Había sido nombrado párroco de Segovia y encargado de la vicaría parroquial de Belalcázar, por el Ilustrísimo Señor Obispo de Manizales. Monseñor Estrada ejerció como párroco, durante 47 años, hasta el mes de febrero de 1952 en el que le sucedió el P. Francisco Londoño Piedrahíta.

MONSEÑOR JESÚS MARÍA ESTRADA

Hablemos un poco de Monseñor Estrada, el personaje más importante que ha vivido en este municipio en toda su historia.

Monseñor Jesús María Estrada nació en Pácora (Caldas) el domingo 10 de noviembre de 1878. Fue ordenado sacerdote por Monseñor Gregorio Nacianceno Hoyos el domingo 16 de octubre de 1904. Inicialmente fue coadjutor del señor cura de la parroquia de la Catedral de Manizales. Llegó a Segovia, como lo acabamos de mencionar, el lunes 6 de marzo de 1905 y dio de inmediato inicio a la construcción del anterior templo, el de madera, y lo dotó con todo lo necesario para el culto litúrgico. También inició, muchos años después de su llegada, la construcción del frontis del actual templo. Hizo construir el actual cementerio parroquial, lo mismo que el edificio que ocupó el colegio  de las madres bethlemitas –hoy Casa de la Cultura-. Son obra suya las casas de San Vicente las que construyó con las ofrendas de la fiesta de San Isidro, creó la biblioteca parroquial, en 1912 fundó el colegio de varones San Luis Gonzaga y en 1945 colaboró en la fundación que hizo el P. Carlos Giraldo Vélez del Instituto Estrada; intervino de manera decisiva en la fundación del hospital San José, intervino ante las autoridades para que se importaran de Amberes (Bélgica) las tuberías metálicas para el acueducto, lo mismo que la pila que está ubicada en el parque; construyó la casa de ladrillo que está contigua al templo y las cuatro casas que hay en su parte posterior para renta de la parroquia. En 1913 adquirió una imprenta; fundó y dirigió varios periódicos: el hogar, el catequista, hojitas parroquiales. Construyó las capillas del Alto Cauca, El Trébol y El Español. Fue uno de los que ayudó a traer las religiosas dominicas para el hospital de Marsella, quienes llegaron el 3 de agosto de 1938.

Fue consagrado como canónigo honorario el 8 de marzo de 1952 por el Ilustrísimo Señor Obispo auxiliar de Manizales, Monseñor Baltazar Álvarez Restrepo.

ALGUNAS CELEBRACIONES (7)

Aquí voy a tomar apartes del libro Marsella y sus Historias de don Alfonso Ramírez Bedoya, para hacer referencia a algunas celebraciones de esta época. Nos cuenta don Alfonso que “La fiesta de la Virgen de la Inmaculada, se ha celebrado con mucho fervor desde los primeros tiempos de la fundación del pueblo”. Según su narración han sido tradicionales los denominados alféreces, es decir, las personas encargadas en cada una de las veredas para recolectar la ofrenda que permite atender los gastos de cada una de las novenas: banda de músicos, pólvora, flores, coro para la misa, en fin.

De la fiesta del Corpus Christi nos dice don Alfonso que “construían grandes tablados y sobre ellos ponían alfombras que embellecían el altar donde reposaba la custodia con la Sagrada Forma”. Quizás el traslado de esta fiesta al día domingo, a raíz de la Ley Emiliani, haya hecho decaer un poco esta celebración, los altares, aunque bonitos y hechos con mucho esmero, ya no son los de aquella época y los fieles no concurren en el mismo número que lo hacían antes 

MUERTE DEL PRIMER PÁRROCO

Monseñor Estrada hizo entrega de la parroquia al P. Francisco Londoño Piedrahíta, después de 47 años de un servicio ministerial generoso, desinteresado, ejemplar. Siguió viviendo en la casa cural hasta el día de su muerte, el 10 de julio de 1967, a la edad de 88 años. Por una particular coincidencia su muerte ocurrió exactamente a la misma hora en que acostumbraba celebrar la misa diaria, las 7 de la mañana. Y de inmediato Caracol dio la noticia extraordinaria, los bomberos sonaron las sirenas, las campanas repicaron anunciando la pascua del pastor. Sus restos reposan en el cementerio que lleva su nombre.

RECAPITULACIÓN 1880 A 1979

Les comenté que estuve consultando los libros de la parroquia para poder establecer los sacerdotes que habían estado al servicio de ella. Les dije que antes de la llegada de Monseñor Jesús María Estrada, nuestro primer párroco, aparecen registradas en los libros de bautismo un total de 12 firmas diferentes de igual número de sacerdotes. Durante esa primera época estuvieron como curas interinos, varios de ellos en diferentes épocas, los padres Manuel Desiderio López, Juan Nepomuceno Parra, El P. Marulanda, José Ignacio Pineda, Gregorio Pavas, Esmaragdo López, Sacramento Jiménez, Cipriano Valencia, Ananías Escobar, Eleázar Loaiza, Marco Tulio Villegas e Ismael Valencia. Esto entre 1880 y 1905. El 6 de marzo de 1905 llegó Monseñor Estrada, quien estuvo al frente de la parroquia hasta cuando la entregó al P. Francisco Londoño Piedrahita en febrero de 1952. El P. Londoño no duró mucho, pues, en 1953 ya aparecen las firmas de otros dos sacerdotes, el P. Pablo Osorio y el P. Julio Palacio. En los 20 años comprendidos desde 1952 y 1980 aparecen doce sacerdotes: además de los dos ya mencionados están los padres César Agudelo, Luis Horacio Vélez, José Gildardo Mejía, Carlos Giraldo –oriundo de nuestro municipio-, Carlos Arturo Isaza, Antonio Jiménez, Román Zapata –nacido también en Marsella-, Arturo Cardona, Norberto Uribe y Gildardo Lopera. Hasta aquí completamos casi un siglo de presencia de ministros de la Iglesia católica, primero en la viceparroquia de Segovia y luego en la parroquia de la Inmaculada de Marsella. 

4. LA PARROQUIA EN EL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XX 

LOS ÚLTIMOS 20 AÑOS DEL SIGLO XX

A finales de febrero de 1979 llegó el P. Gildardo Lopera como párroco, duró unos pocos meses; siendo él párroco y el P. Joaquín Eduardo Cortés Tabares, el vicario parroquial, ocurrió el temblor del 23 de noviembre que averió seriamente el templo y otras edificaciones de la ciudad. Eran las 6:39 de la tarde, y estaban proclamando la primera lectura de la eucaristía que acababa de empezar y que era presidida por el P. Cortés, cuando la tierra empezó a temblar, el servicio de energía se suspendió, la gente corría para tratar de alcanzar la salida del templo, la parte posterior del cielo raso se vino abajo. Los servicios litúrgicos se tuvieron que seguir celebrando por varios meses en el aula múltiple del colegio Instituto Estrada. Nueve días después el párroco abandonaría este municipio y quedaría el P. Joaquín Eduardo como sacerdote encargado. En los pocos meses que estuvo aquí fundó el Grupo Scout que funcionó por muchos años en el municipio y que prestó muchos servicios a esta comunidad. 

 

ÉPOCA DE ORO

El P. Joaquín Eduardo fue nombrado Canciller de la Diócesis de Pereira a principios de 1980 y el Señor Obispo, Monseñor Darío Castrillón Hoyos, nombró entonces como párroco al P. Duván Vélez Isaza y como vicario parroquial al P. Gustavo León Valencia Franco. A estos dos sacerdotes les tocó una labor titánica. En cinco años de permanencia reconstruyeron el templo, rescataron el cementerio parroquial, hicieron importantes adecuaciones en la casa cural, organizaron varios grupos apostólicos e impulsaron la fundación del hogar del anciano, entre muchas otras obras que hicieron estos dos sacerdotes. Hasta tiempo le quedó al P. Valencia para ponerse al frente del colegio Instituto Estrada del que fue su rector. Dos placas de mármol les hacen un merecido reconocimiento a estos dos sacerdotes por su trabajo pastoral, una a la entrada del templo por la nave izquierda y otra a la entrada del cementerio.

  

OTROS PÁRROCOS

En 1985 llegó el P. Jesús Arcángel Ramírez, a quien también recordamos con mucho cariño por su celo pastoral y por una vida ejemplar ceñida a las enseñanzas del evangelio. A él le sucedió el P. Leonel Alzate cuyas predicaciones enérgicas y llenas de sabiduría movían a los fieles a emprender con más decisión el camino de la santidad al que nos invita Jesús. En 1993 le sucede el P. Eduardo Antonio López; permaneció en nuestra parroquia hasta 1996. Personalmente tengo de él gratísimos recuerdos pues me permitió colaborarle muy de cerca en su misión pastoral con algunos grupos de donde surgieron líderes que, después de 17 años, aún permanecen dando su aporte como laicos en la parroquia. Lo recordamos por su paciencia, su discreción y el amor indiscutible que tenía por su sacerdocio y que seguramente aún conserva. Monseñor Fabio Suescún Mutis lo trasladó a la parroquia de Belalcázar en 1996 y nombró al P. Santos Cabrera, quien había llegado hacía muchos años a Colombia como misionero Después de Monseñor Estrada es el párroco que más tiempo ha permanecido al servicio de esta parroquia. En sus 13 años como párroco le correspondió dar inicio al Proceso Integral de Nueva Evangelización – PRODINE, reparar los daños del templo ocasionados por el temblor de 1999, que también destruyó buena parte de la ciudad de Armenia. El P. Santos también dio inicio a un trabajo social con los campesinos de la parroquia, entre quienes distribuía cerdos y gallinas, que se iban multiplicando con las crías que iban llegando.

  

LA PARROQUIA ACTUAL

En febrero de 2009, Monseñor Tulio Duque Gutiérrez designó, para dirigir los destinos de esta parroquia, al P. Alirio Raigoza, quien se venía desempeñando desde tiempo atrás como Canciller de la Diócesis. Una vez llegado el nuevo párroco, convocó a un grupo de fieles laicos y organizó una Semana Santa preciosa que se ha repetido en los años posteriores y que invita a los cristianos católicos a vivir de una manera más íntima y piadosa los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. El P. Raigoza  -con el valiosos apoyo de los Padres Wilmer Cabrera, Carlos Mario Franco y John Fredy Sandoval, vicarios parroquiales-  continuó la labor pastoral iniciada por los anteriores párrocos y dio inicio a otros proyectos pastorales que dinamizaron todavía más el trabajo pastoral y acercaron el mensaje del evangelio a quienes deseamos vivir según la propuesta del Hijo de Dios.

Durante ese tiempo se continúa en la parroquia con el Proceso Diocesano de la Nueva Evangelización coordinado por la señora Teresa Osorio; se tienen 18 comunidades y cuatro grupos de las denominadas Casas Abiertas donde se lleva el kerigma, o primer anuncio. Estos grupos tienen encuentros semanales, dirigidas por laicos. Hay dos comunidades en Bosques de la Aurora, dos en Villa Rica, una en San Vicente, una en Chapinero, entre otras. De estas comunidades surgen los diferentes Ministerios que apoyan la labor pastoral de los sacerdotes. Está el Ministerio de Pastoral Social, dirigido por la señora Viviana Fernández, el Ministerio de Liturgia conformado por un grupo de lectores y de personas que acompañan con el canto las celebraciones, la Pastoral de la Salud de la que hacen parte las ministras extraordinarias de la comunión, el grupo de catequistas, el grupo de laicos que bajo la dirección de Luis Gonzaga Mejía y el apoyo de quienes laboran en la emisora Sembrando Estéreo llevan todos los días hasta los hogares de los marselleses el programa Semillas de Fe, el Grupo de Líderes Campesinos y Comunitarios y un Proyecto de Microcrédito. Se tiene anualmente las visitas a las veredas o Romerías. A la par con este trabajo pastoral está el mantenimiento de la planta física: en su primer año al frente de la parroquia el P. Raigoza pintó el cementerio parroquial y organizó la casa cural. En el segundo año puso sus esfuerzos en el arreglo y la pintura del templo. El 2011 lo destinó a organizar las casas de la parroquia y a mejorar todavía más las instalaciones de la casa cural.  

Para todo este trabajo espiritual y material los sacerdotes de la parroquia necesitan nuestro apoyo. En primer lugar la oración, para implorar a Dios la ayuda que ellos necesitan para permanecer fieles a su ministerio sacerdotal y mantener presentes las promesas que hicieron el día de su ordenación. Necesitan de nuestra asistencia masiva, fervorosa, consciente, a las celebraciones litúrgicas que ellos presiden y en las que le rendimos culto a Dios. Esperan de nosotros la vinculación a los diferentes grupos parroquiales para fortalecer así el trabajo pastoral que realizan, llegando a más gente necesitada del anuncio del evangelio y de la ayuda económica y material para atender sus necesidades básicas. Finalmente, requieren de nuestro apoyo económico para llevar a buen término los proyectos que ellos inician. Un buen número de católicos olvida que los compromisos que se deben atender en una parroquia son altos y que sostener sitios como el cementerio o el templo parroquial implica un esfuerzo de todos que, con seguridad, será recompensado por Dios quien ha prometido devolver el ciento por uno.

El compromiso como laicos es grande, y cuando hablamos de Iglesia católica no nos referimos exclusivamente al Vaticano, a los jerarcas de la Iglesia, a los obispos o a las religiosas. Son todos ellos, pero somos también nosotros los bautizados, los que llevamos a la práctica la fe católica, con la valentía de un discípulo de Jesucristo y con el orgullo de hacer parte de la Iglesia fundada por el Hijo de Dios.  

CONCLUSIÓN

Terminamos aquí con este recorrido por la historia religiosa del municipio de Marsella; hemos viajado por los últimos 700 años de historia y hemos hablado del proceso evangelizador que ha tenido la Iglesia católica en este querido pueblo.

Nos queda pendiente registrar la labor pastoral del P. Rubén Darío Herrera, párroco, y la de sus vicarios parroquiales. El P. Rubén Darío fue nombrado a comienzos del año 2012 por Monseñor Rigoberto Corredor Bermúdez, para estar al frente de la parroquia La Inmaculada.

   

BIBLIOGRAFÍA

 

(1) Biblioteca virtual Luis Angel Arango: http://www.lablaa.org/digital.htm

      (http://www.lablaa.org/blaavirtual/ninos/quimbaya/quimbaya11.htm)

(2) www.galeon.com

(3) http://www.eumed.net/libros/2005/ak4/3f.htm

(4) Alfonso Klauer

(5) ZULUAGA, Célimo. Monografía de Marsella. 1979. 

(6) Página virtual de la Conferencia Episcopal Colombiana: http://www.cec.org.co/ 

(7)  RAMÍREZ BEDOYA, Alfonso. Marsella y sus Historias. 1997.

 

 

VOCABULARIO

  1. 1.    Nariguera: (Del tema de narigudo, y -era). 1. f. Pendiente que se ponen algunos indios en la ternilla que divide las dos ventanas de la nariz. 2. f. Col., Ec. y Hond. narigón (‖ argolla en el hocico de algunos animales) (Real Academia Española © Todos los derechos reservados)
  1. 2.    Orfebre: (Del fr. orfèvre). 1. com. Persona que labra objetos artísticos de oro, plata y otros metales preciosos, o aleaciones de ellos. 2. com. Col. Persona que labra objetos artísticos de cobre u otros metales (Real Academia Española © Todos los derechos reservados).
  1. 3.    Orfebrería: arte del orfebre (Real Academia Española © Todos los derechos reservados).
  1. 4.    Atahualpa. (Quito, 1500 – Cajamarca, actual Perú, 1533). Emperador inca (1525-1533). Hijo del emperador Huayna Cápac y de Túpac Paclla, princesa de Quito. El 16 de noviembre de 1532, Atahualpa entró en la gran plaza de la ciudad de Cajamarca, con un séquito de unos tres o cuatro mil hombres prácticamente desarmados, para encontrarse con Francisco Pizarro, quien, lo apresó y lo hizo matar Lugo, a garrote, el 29 de agosto de 1533 (http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/atahualpa.htm).
  1. 5.    Cartago. Jorge Robledo llega a la Provincia Quimbaya, encuentra a los indios del mismo nombre, que según apreciaciones de cronistas eran alrededor de 80.000 y allí en tierras del Cacique Consota, a orillas del río Otún funda la ciudad de Cartago el 9 de Agosto de 1.540. Esta primera ciudad permaneció por espacio de 150 años en el sitio original de su fundación (Nota: Reseña al libro “Cartago la ciudad de los confines del Valle” del Historiador Francisco Zuluaga R. – http://www.cartago.gov.co/).
  1. 6.    Darién. La primera cidad fundada en tierra firme fue Santa María la Antigua del Darién, en Panamá, por Vasco Núñez de Balboa, en 1510. Después fue trasladada en 1519 por Pedrarias Dávila a otro sitio (http://itaka.es/blog/quito-la-ciudad-mas-antigua-del-nuevo-mundo.htm). 
  1. 7.    Guanahaní. La isla Guanahaní fue bautizada como San Salvador por Cristóbal Colón. En el siglo XVII los ingleses empezaron a llamara Watling Island. En 1925 fue rebautizada oficialmente como San Salvador; actualmente pertenece a las Bahamas (http://amautacuna.blogspot.com/2009/10/la-isla-guanahani-en-la-actualidad.html).
  1. 8.    Lontananza. (Del it. lontananza1. loc. adv. a lo lejos. U. solo hablando de cosas que, por estar muy lejanas, apenas se pueden distinguir (Real Academia Española © Todos los derechos reservados).
  1. 9.    Mercedario, ria. (Del lat. mercedarĭus). 1. adj. Se dice del religioso o de la religiosa de la real y militar Orden de la Merced, fundada por San Pedro Nolasco e instituida por Jaime el Conquistador (Real Academia Española © Todos los derechos reservados).

10. Pereira. Con el ideal de revivir a Cartago, el 24 de agosto de 1863, el presbítero Remigio Antonio Cañarte y Jesús María Ormaza, entre otros, regresaron a las ruinas de la antigua ciudad, donde establecieron unas cuantas chozas que fueron bendecidas el 30 de agosto siguiente, fundándose así la ciudad de Pereira.

11. [Trinitario, ria. (Del lat. Trinĭtas, Trinidad). 2. adj. Se dice del religioso o de la religiosa de la Orden de la Trinidad (Real Academia Española © Todos los derechos reservados).

 

Recopiló:

 

JORGE HUMBERTO PINEDA SALAZAR

Director de Pastoral

Colegio San Luis Gonzaga  

Manizales

18 de Julio de 2010, con motivo del Sesquicentenario de la fundación del municipio de Marsella.

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