- La Medicina
- El Periodismo
- El Incendio
- Grupo Escénico
- Banda Municipal
- Actividades Económicas
- Economía Actual
- La Guaqueria
- Los Guaqueros
- Museo Arqueológico
- a. La medicina
“El primero que inició la labor como médico fue Emigdio Uribe quien ocupaba una pieza en la primera casa que construyó Pedro Pineda, el fundador.
La epidemia de viruela azotó el municipio por aquella época.
El Doctor Jaime Mejía venía algunas veces de la ciudad de Pereira por el camino de “El Nudo”: sin embargo los habitantes acudían muy poco a consultas.
También visitaba la región un Médico Homeópata.
Ejercieron la profesión Don Ramón Zafra y su esposa Mercedes Uribe de Zafra.
El primer médico graduado que se estableció en Marsella fue Leonidas López.” [Monografía de Marsella,1.954]
- a. El periodismo
EL PERIODISMO EN MARSELLA
Gilberto López Ángel
El 9 de febrero de 1791, don Manuel del Socorro Rodríguez, el carpintero, tallador y pintor Cubano radicado en Santa Fe de Bogotá, publica «El papel periódico de la ciudad de Santafé de Bogotá, para dar inicio a la larga tradición periodística en Colombia. Muere de hambre, el 2 de junio de 1819, hecho este que presagiaba el triste destino que le esperaba a los periódicos de aldea.
Fue preciso que trascurrieran 119 años de la fundación del periodismo en Colombia y 50 años de la fundación de Marsella para que los Segovianos (Marselleses) tuviéramos oportunidad de leer nuestras propias noticias.
En 1910, don Ramón Zafra, hombre visionario y cívico; se da a la tarea de motivar a la comunidad para la apertura de un camino que nos comunicara con Puerto Chávez sobre el rio Cauca. Funda el periódico manuscrito «La empresa». Varias ediciones circularon de su puño y letra. Logrado su objetivo del camino hoy denominado el «Trazado», el periódico deja de circular. El mismo año, el sacerdote Jesús María Estrada, funda la biblioteca parroquial, en donde mentes inquietas empezaron a absorber la riqueza literaria disponible. Allí el resultado de aquel ir y venir de lectores no demoró en producir sus frutos, expresados a través del periodismo, que eslabón tras eslabón ha venido formando cadena por más de 87 años.
En 1913, el padre Estrada, compra una imprenta que se denominó «Imprenta Sucre». Con esta herramienta, los poetas, ensayistas y escritores, ven la posibilidad de cristalizar uno de sus sueños, tener sus fantasías ocultas de anónimos escritores, plasmadas en letras de molde. Rápidamente los armarios fueron requisados y los papeles viejos desempolvados. El entusiasmo fue grande y no se dio tregua al tiempo, el mismo año, 1913 sale a circulación el primer periódico impreso, como paso inicial de esta tradición periodística que hoy día se prolonga en la historia de Marsella.
Marsella al Día
El 5 de julio de 1.986 nace el periódico Marsella al Día haciendo historia en la tradición periodística del municipio, convirtiéndose en el de mayor circulación y completando 325 ediciones continuas de circulación cada mes,( durante dos años circuló cada ocho días) , con cortos recesos en los 32 años de vida.
La nueva semilla del periodismo se siembra en el Instituto Estrada donde se publican periódicos murales asesorados y apoyados por profesores y directivos como don Fabio Giraldo, Guillermo Dávila ,don Tomás Issa y otros.
Mario Salazar Salazar, estudiante de esta Institución educativa en el año de 1982 funda el periódico estudiantil Inquietudes Juveniles y más adelante Cosmos, que durante un año tuvo circulación local. Después es invitado a ser corresponsal del Diario del Otún donde destaca los acontecimientos más importantes del desarrollo de nuestro municipio. Todas estas actividades periodísticas lo inclinan aún más por esta profesión viaja a la ciudad de Bogotá en 1.984 a estudiar periodismo . Todavía sin terminar su carrera funda el periódico en el año 1.986 y finalmente se dedica a su dirección ya finalizado sus estudios como Tecnólogo en Periodismo en el año 1987. Tuvo el acompañamiento durante 13 años de don Fabio Giraldo Vélez, notable profesor, periodista y poeta.
Actualmente está acompañado por un excelente grupo de colaboradores que abordan diferentes temas de opinión con mucho profesionalismo bajo los más sanos principios de confiabilidad, seriedad e independencia.
Ha recibido varios premios como La Gran Cruz de Risaralda, Premio Hernán Castaño Hincapié en el año 2011; igualmente Mario Salazar recibió el premio Vida y Obra de un Periodista.
Es una labor de dichas y dificultades donde ha primado la imparcialidad la veracidad de la información, y el amor por su terruño por parte de su director.
En las páginas del periódico han quedado grabados todos los acontecimientos ocurridos en nuestro municipio entre ellos la creación y cierre de grandes instituciones y empresas.
Actualmente cuenta con cerca de 300 suscriptores y lectores independientes los cuales esperan su publicación cada mes con gran expectativa.
“El día 18 de abril de 1939, a las tres de la mañana estalló un voraz incendio en el Almacén de don Julián Alach, situado en el cruce de la carrera 8 con calle 7, o sea en el ángulo noreste de la plaza principal, local de propiedad de la señora Josefina Peláez viuda de Ocampo. Inmediatamente el fuego se extendió en todas direcciones, siendo inútiles los esfuerzos de los pocos que estaban presentes luchando por dominarlo, pues se carecía de todos los elementos, aún del agua. El fuego destruyó en pocas horas: El «Hotel Hispano», propiedad de don Roberto Salazar, en local de don Luís López O., el café de don Antonio Issa y el «Café Bremen» de don Felipe Montoya, situados en el mismo local; la casa de habitación de don Ramón Ramírez, la ebanistería de don Manuel Valencia, en local de don Felipe Montoya, bajos de la casa de don Ramón Ramírez; la Casa Municipal, que comprendía la sala de cine, cuyas máquinas eran de propiedad de la S. M. P. y todas las oficinas públicas, incluyendo El Estanco; habitación de Emilio Escobar y el almacén de don Arturo Ochoa en la planta baja; casa de habitación de las hermanas Camila e Inés Hoyos y Almacén de los señores Emilio Cardona y Manuel Ángel V, situado en la planta baja; casa de habitación de don Tomás Vélez, en la carrera 8; casa de habitación de don Elías Uribe en la misma carrera; parte de la casa de habitación de don Gonzalo Mejía y parte de la casa de la señora Delfina Arango viuda de G., hoy propiedad de Jesús A. Giraldo.
Inmediatamente que estalló el incendio fue mandado el Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Pereira, pero no pudo llegar por daños en la carretera Santa Rosa-Chinchiná. Se llamó el Cuerpo de Bomberos de Manizales, el cual llegó al amanecer, logrando dominar el fuego en pocas horas, pues el incendio terminó a las ocho de la mañana aproximadamente. Las pérdidas fueron inmensas.
Como caso curioso se anota que el señor Felipe Montoya, dueño del “Café Bremen», retiró inmediatamente las ruinas aún humeantes y construyó, con ayuda de sus amigos, una ramada en pocas horas, donde continuó, inmediatamente, la venta de tinto, habiéndose suspendido este servicio por causa del incendio, unas pocas horas; lentamente fue modificando la ramada sin abandonarla un solo instante hasta construir un buen local.
Todos los vecinos trabajaron heroicamente ese día, pero se distinguió el Padre José González, cooperador de la Parroquia, pues desde que estalló el incendio, se dedicó con hacha en mano a derribar un edificio para contener el fuego.
Las damas no faltaron en esta hora difícil llevando agua, alimentos y ayudando de todas maneras aI salvamento. Se distinguió la señora Fernanda Ospina, que estuvo toda la mañana repartiendo tinto a los que más trabajaban. Hoy se encuentran modernos edificios en la zona devorada totalmente por el fuego” [Monografía de Marsella,1.954]
- a. Grupo escénico
“Fue fundado con el nombre de «Compañía Sucre» por los señores: Vicente López, Julio C, Vélez que fue su Director varios años, Francisco Botero, Alfredo Zafra y otros.
Como las mujeres no trabajaban en estas actividades, los papeles de éstas eran representados por los hombres. El primer drama representado fue «La Expiación» y sirvió de teatro la casa de don Nicasio López.
Fue reorganizado en el año de 1925 por don Benigno Cardona con el nombre de «Salón Dramático». Por ese tiempo ingresaron al salón las siguientes damas: Matilde Quintero, Benigna Montoya, que se distinguió como una verdadera artista, Blanca Montoya, Ana y Margarita Arias, Tulia Inés Zapata, Camila Flórez y los señores: Benjamín Ochoa, Eduardo Estrada J y Manuel Valencia.
El «Salón Dramático» trabajó en beneficio de Importantes obras, destacándose entre ellas el Reloj de la Torre, el Cementerio Viejo que ocupaba el mismo lote que el actual, el nuevo Cementerio, el busto de Bolívar, que se encuentra en el Parque de «La Pola» de esta ciudad y erigido por el Gremio Obrero en 1919 con motivo del centenario de la Batalla de Boyacá y obra del escultor señor Álvaro Carvajal.
En 1955 se reorganizó nuevamente bajo la dirección de don José Flórez y le cupo en suerte estrenar el nuevo «Teatro Marsella» y un bello decorado al óleo, obra de don Gerardo López de Santa Rosa de Cabal, con el drama «La Tosca», el día 17 de junio del citado año, cuyo producido se dedicó a la obra del Frontis. En esta sección figuraron en el ya llamado «Grupo Escénico», Olma Uribe, Benicio Henao, José Flórez, Guillermo Duque, Carlos Posada y David Gil.
También se representó, a beneficio de la misma obra, pocos días después, en Belalcázar, Caldas.
En el año de 1953 se representaron los siguientes dramas: «La Huérfana de Bruselas» a beneficio del Hospital, habiendo interpretado el papel principal la señorita Libia Restrepo L, con el mayor de los éxitos; «El Pasado», puesto en escena el 13 de noviembre del mismo año a beneficio del Frontis. El papel principal fue interpretado magníficamente por la señora Clementina Arango de Martínez. También se distinguió la señorita Chila Castaño.
Finalmente todos estos grupos se disolvieron después de trabajar en beneficio de muchas obras públicas”. [Monografía de Marsella,1.954]
- a. Banda Municipal
“La historia consigna que en el año 1912 se creó una banda de música por iniciativa de la administraión municipal, conformada en su totalidad por 14 personas mayores.
La primera banda de músicos la organizó el maestro Juan de Dios Gil, venido de Santa Rosa de Cabal. Estaba integrada así:
Juan de Dios Gil, clarinete.
Ramón Gutiérrez,bombo.
Manuel Cardona, padre, clarinete.
Manuel Cardona,hijo, bajo.
Clímaco Cardona, barítono.
Un señor de apellido Ríos, platillos.
Marcos Agudelo, bajo.
Francisco Loaiza, bombarda.
Rafael Ríos, pistón.
Alejandro Buitrago, pistón.
Después se hizo cargo de la dirección don Manuel Castillo y los ensayos se efectuaban en la casa de don Manuel Cardona, el cual era llamado Músico Mayor.
A esta banda le correspondió solemnizar las fiestas populares y corridas en la plaza, organizada por don Juan Pío Ocampo, fiestas que tuvieron fama en el Departamento.
Fueron Directores de las distintas bandas que se organizaron, desde 1.912 a 1.962: Roberto Díaz, Leopoldo Hernández ,(alias Joria), reputado como el mejor barítono colombiano, Genaro Bueno, Juan Vicente Díaz, Ezequiel Morales Concha, Salvador y Alejandro Patiño, José Joaquín Gutiérrez, Emilio Marín,Nicéforo Vallejo, Antonio Londoño ,Eliecer Zapelano, etc..
En noviembre de 1952, se organizó de nuevo la Banda por cuenta de la Parroquia a cargo del Director José Antonio Londoño, la cual tocó su primera retreta el 5 de abril de 1953. Poco tiempo después se hizo cargo de su sostenimiento el municipio, pero fue disuelta en julio 24 del mismo año. Este proceso se renueva y termina en el año 1962.
Actividades económicas
- 1. La minería
La mayor parte de los pobladores de este Municipio fueron atraídos por el oro, pues es fama que en estos lugares hay minas tan ricas como las de Marmato.
Los ingleses trabajaron la mina situada en el lugar que hoy ocupa «La Isabela», y en esa época denominada «La Mina» donde aún se ven los socavones. Esta mina se trabajó con el agua de «La Nona» traída por los ingleses por una antigua acequia de unos seis kilómetros que corría por el antiguo camino a Pereira, hoy carretera. También trabajaron una mina en el sitio denominado «El Socavón», variando el cauce de la quebrada del mismo nombre al cortar la colina, pues antes de esto corría hacia la quebrada de «El Matadero». Era tan rica la mina que existió en toda el área urbana, que aseguran haber ofrecido los ingleses trasladar el poblado a orillas del río Cauca, pero los vecinos se opusieron.
La primera mina que se denunció al crearse el Departamento de Caldas fue la de «El Rayo» por el señor Ramón María Vásquez el 17 de julio de 1905 para los señores: Ramón María Vásquez, Pedro María Echeverri, Ruperto Toro, Abraham Cardona, Marcos Vallejo, Alejandro Rojas, Anastasio Vallejo y Clímaco Marín R. La mina se denominó «Aguas Claras», y estaba en propiedad de Abraham Cardona y Andrés Escobar. Había sido denunciada en Popayán antes de crearse el Departamento de Caldas, por Ramón María Salazar y Efraín Villegas.
El 26 de junio de 1906 fue denunciada «La Ulloa» en el Río San Francisco, por Bonifacio Torres. Esta última situada en el lugar de Varsovia y la primera en «El Rayo».
También se explotaba una mina en el año de 1915, según el siguiente aviso publicado en «El| Hogar», No. 73 de 6 de noviembre del citado año: «IMPORTANTE: El Presidente de la Sociedad de La Mina «La Heroína», invita a los socios a una reunión que tendrá lugar el día 21 de los corrientes a las tres de la tarde en la tienda del señor Ramón Ramírez.
El terreno comprendido entre los Altos de las Peñas, Valencia, San Luis, Alto del Pino y la partida de Siracusa, es una especie de asentamiento, en el cual se encuentra la mina de aluvión que fue en un tiempo explotada por un Inglés de apellido Carter; este personaje trajo el agua de la quebrada de la Nona por tierra y canales de madera, en los puntos en donde el terreno no se lo permitía, hasta llegar al paraje de San Luis ; en este lugar pasó el agua por medio de gruesos tubos de hierro hasta llegar al punto conocido con el nombre de la laguna, lugar en donde empezó la explotación de esta mina.
Pasado un tiempo el ingeniero Cárter derramó el agua de la Nona al Caño del Prado, para más abajo volver a retomarlas y abrir otro punto de explotación de la mina, arrancando del punto llamado de la Oriental hacia la parte urbana de la población, llegando con el corte de terreno hasta lo que es hoy la escuela María Inmaculada, cuando ya había cortado la cuchilla de Portugal que era la misma que se conoce con el nombre de Cantadelicia, puesto que la mayoría de las aguas que nacen en el poblado corrían hacia la quebrada del mismo nombre. Los fundadores de la población le hicieron suspender en este punto los trabajos de explotación de la mina, puesto que no podían dejar acabar con lo que más tarde debía ser la parte urbana de la ciudad.
El señor Cárter ofreció comprar terrenos en el lugar que los fundadores eligieran, además se comprometió a reconstruir las casas haciéndolas mejor de como estaban, todo esto a cambio de que se le dejara continuar con la explotación de la mina hasta el punto de San Luis, lugar en donde había iniciado los trabajos de explotación.
Ante la negativa de los fundadores a la propuesta, el señor Cárter se marchó a otro lugar, no se sabe a dónde” [Monografía de Marsella,1.954]
Pero nuevas evidencias demuestran que siguieron explorando haciendo túneles que atraviesan algunos lugares de la zona urbana.
- 2. Trapiches
Varios derivados de la caña de azúcar también se utilizaron en la fabricación de bebidas embriagantes, a la vez que en cada uno de los que funcionaron a nivel familiar para la producción de panela se alternaban de acuerdo a la región para facilitar su distribución entre los vecinos y el mercado local ubicado en la plaza principal.
Se destacan las instalaciones ubicadas en las veredas Corozal, sectores de Palermo y Tacaloa; La Armenia, El Salado, El Rayo en el sector de La Floresta, Los Guaduales, La Pedrera, Mangabonita, La Cabaña, La Coralia, Las Tazas, Alto Cauca, La Nona La Argentina, El Kiosco entre muchos otros, en donde los trapiches de madera eran movidos por bueyes y otros animales de carga.
Por ser la panela un alimento de primera necesidad, cada familia unía los esfuerzos con los vecinos para alternar los cultivos de caña, estableciendo un uso racional del terreno y el producto.
Con la extensión de los cultivos de la caña de azúcar se requirió de nueva mano de obra y algunos propietarios trajeron familias indígenas del departamento de Caldas.
- 3. Panaderías
Por referencia de habitantes de avanzada edad, se clasificaba como el mejor pandequeso de la región, el fabricado por doña Fernanda en el lugar que ocupara el tradicional hotel Marsella y en este mismo lugar se distribuía y se servía a los comensales que frecuentaban el comedor que allí funcionaba.
La fabricación de pan y sus derivados era una actividad cotidiana de varias familias y estaba destinada al complemento de la alimentación de sus miembros o de las personas que venían a desarrollar actividades productivas en la región.
Más tarde se establecen las panaderías en locales anexos a la vivienda de varias familias tradicionales de la población.
Varias generaciones se educaron y crecieron económicamente con base en actividades productivas como los tiraos o caramelos de panela, helados, barquillos, obleas, las galletas y las tortas para todas las ocasiones
4. Destilación de aguardiente o alambiques
Igualmente se tiene noticia de varios alambiques de la época funcionando en veredas como La Palma, vía al salado, vía a buenos aires y dos en la zona perimetral urbana. Esta actividad se deriva de la elaboración de chicha, a partir de la fermentación de varias frutas y productos, con el agregado que cada experiencia había venido adquiriendo por integrantes de las familias.
- 5. Jabonerías, velerías y otros
El aprovechamiento de algunos residuos del sacrificio de ganado y la combinación de varias sustancias, producto de elementos químicos y plantas de la región, dieron origen a varias actividades artesanales desarrolladas por familias que fueron transmitiendo sus saberes de generación en generación, creando pequeñas empresas que ayudaban a la economía familiar y al mismo tiempo suplían algunas necesidades de la población.
Tal y como lo expresara una profesional de la universidad de Caldas, “la naturaleza crea el problema y al mismo tiempo tiene la solución” y este tema sí que es válido para actividades relacionadas con la salud, el aseo y la higiene en general. Además de las plantas, el cebo, la glicerina, derivados del petróleo y otras sustancias naturales, han sido objeto del uso cotidiano en los hogares, desde la aparición del ser humano, no solo para él, sino también para los animales.
Recordemos con cariño las hojas del borrachero, la corteza de las chumbimbas, el jugo de las hojas de maguey, la ceniza de la quema de leña en los fogones, productos que utilizábamos para quitar las manchas rebeldes del cuerpo, del calzado, de la ropa de trabajo.
Don Francisco Quirama, junto a las familias Fernández, Duque, Valencia, entre otras, establece la producción y venta de barras de jabones, incluyendo el jabón de tierra o de legía, tanto para el cuerpo como para la ropa, según la textura.
Los más claros de color amarillo en barras pequeñas, medianas o grandes con un precio de 2 centavos en adelante y los más oscuros, denominados recocha, por ser de menor calidad para el lavado de los driles, el calzado, los utensilios y otros menesteres, a precios más cómodos y en tamaños más grandes.
De igual manera esta actividad fortalece la aparición de las velerías que se complementaban con la venta de petróleo y sus derivados.
6.OTRAS FÁBRICAS
7-El maíz
LAS CIVILIZACIONES DEL MAIZ.
Las grandes familias indígenas de América, han sido denominadas por varios investigadores como las civilizaciones de maíz, haciendo referencia al más común de los alimentos y sus múltiples usos, incluyendo en su cosmogonía el origen del ser humano a partir de esta valiosa planta.
La creación del hombre americano, no pudo ser de otro elemento sino de maíz. Después de varios intentos, los mayas consideraron al maíz como la verdadera esencia de la vida: las mazorcas blancas y las mazorcas amarillas, dan origen a los diversos grupos del género humano.
Los muiscas y todas sus familias cultivaron con esmero este producto que era utilizado tanto como alimento principal, como objeto de especial veneración en sus ceremonias y como objeto de trueque por otros productos no presentes en el territorio.
La versatilidad del maíz, le permitió posicionarse en todas y cada una de las actividades de la vida familiar y su relación con el cosmos, según las creencias ancestrales le aseguró un lugar de privilegio a través de la historia del ser humano, especialmente en América.
Antes de la llegada de los conquistadores a nuestras tierras, el uso racional del suelo, era una práctica cotidiana entre las comunidades indígenas. Se encontraron vastísimos lotes de maíz, alternando con otros productos naturales y con otros usos. Esta práctica favoreció también a los colonizadores, quienes encontraron unos terrenos propicios para iniciar su establecimiento y el de sus familias. Es de anotar que ante la presencia de estos últimos, los grupos nativos, para nuestro caso Los Quimbayas, prefirieron dejar sus terrenos, inclusive con sus cultivos, antes de ser aniquilados por completo, esa fue su visión de evitar su extinción.
La colonización de nuestro territorio y los espacios ya disponibles, favoreció además el desplazamiento de los primeros fundadores hacia otros sitios para obtener diversas semillas y productos que enriquecieron la economía familiar y propiciaron la ampliación de la frontera agrícola, entre ellos cobra especial interés el café, el frijol, el cacao, la caña de azúcar, la yuca o mandioca, la papa y los animales domésticos en general.
Preparar el terreno para la rosa o chocolera, durante las dos épocas del año, muy bien definidas, era una actividad compartida entre los miembros de la familia, alternando su mantenimiento, cuidado y vigilancia, ante la variedad de fauna que disfrutaba del maíz, aún en formación. La cosecha de San José, con siembra en el mes de marzo y la de mitad de año, permitieron disfrutar de las más variadas recetas y de las más creativas presentaciones de sus derivados.
8- El Café
La semilla del café fue traída por don Pedro Pineda de Naranjal; se empezó a cultivar en la vereda de Valencia
En 1940 se plantan los primeros cultivos de café variedad arábiga, en el sector de Chaparral.
El segundo de los cultivos que alcanzó rápidamente zonas de expansión que dejaban las chocoleras o el descuaje de las montañas fue el café que introdujeron los primeros colonos desde diversas regiones y que agregaron a sus herramientas, sus enseres y sus animales.
Las primeras semillas de café se trajeron en pequeños ejemplares en forma de escoba y posteriormente, se adquirían las semillas en los mercados vecinos, dando origen a las parcelas, sementeras o plantaciones, según las posibilidades económicas de los colonos. Se inicia entonces el proceso de cultivos extensos permanentes.
Al tratarse de un cultivo casi imperecedero, ya que de allí mismo se obtuvieron nuevas plántulas que aparecían naturalmente por la riqueza de los suelos y posteriormente de los semilleros que formaban parte de toda finca o parcela, se fue extendiendo a toda la geografía del nuevo territorio que ampliaba sus horizontes con la presencia y asentamiento de cada vez más familias procedentes ya no solo del estado de Antioquia, sino también del estado del Cauca, de donde llegan de la raza afrodescendiente, y de otros territorios aun inexplorados.
Los suelos de origen volcánico ricos en materia orgánica y a una altitud entre los 1.200 y los 2.000 metros sobre el nivel del mar, permiten el florecimiento del más importante de los cultivos extensos y de proyección económica para las familias, el café arábigo.
El intercambio de productos entre las familias, también incluyó las semillas, las experiencias vividas y la mano de obra como aporte al fortalecimiento de las relaciones y la convivencia.
Por más de seis décadas el café arábigo ocupó el primer lugar en las plantaciones, dando lugar a la gran cosecha en el último trimestre del año y a la cosecha de mitaca o traviesa hacia la mitad del año, creando condiciones económicas favorables durante los doce meses, al alternar su producción con otros cultivos como el plátano, el maíz, el frijol, la yuca, los frutales tradicionales, el banano, la caña de azúcar y con otras numerosas especies vegetales que no solo regulaban las condiciones ambientales, sino que además proporcionaban importantísimos nutrientes para el suelo.
Las parcelas dan paso a las grandes fincas y posteriormente a las grandes haciendas productoras de café el cual recibe de la institucionalidad conformada por sus propietarios la introducción de nuevas variedades y de nuevas técnicas en el manejo de la producción, mantenimiento y comercialización.
Gracias a la voluntad, el esfuerzo y el compromiso que ha pasado de padres a hijos, en la región se multiplican las familias que producen un café de montaña de excelente calidad; en fincas que en promedio tienen 4,5 hectáreas, de las cuales el área cultivada en café no sobrepasa las 2,5 hectáreas y en donde se han aplicado novedosas técnicas de siembra adaptadas a las difíciles condiciones de nuestro relieve, articuladas con la evolución propia del floreciente negocio cafetero.
Hoy, esta región se mantiene viva, dinámica y en permanente evolución y el café es el producto clave para la estabilidad social y económica y para la viabilidad de las comunidades cafeteras rurales.
La vida gira alrededor del café, que es su esencia. Los valores y el espíritu emprendedor, laborioso y amable de los habitantes de la zona han generado una
inmensa riqueza que permitió a las familias numerosas, sacar adelante la formación integral de cada uno de sus miembros.
Actualmente el área de cultivo cubre aproximadamente 4.474 hectáreas, distribuidas en 1.378 fincas que administran 1.134 familias cafeteras.
El 89% de los cultivos son de variedades resistentes a la roya y el 93.4% son cultivos tecnificados, con una edad promedio de 4.8 años.
Es importante señalar que las familias cafeteras con un total de 834, cuyos integrantes tienen edades entre 51 y 65 años constituyen el más alto porcentaje de quienes se dedican a su cultivo. 248 familias tienen entre 35 y 50 años, 46 familias son menores de 35 años.
Haciendo un recorrido por las diferentes veredas del municipio nos encontramos con los siguientes datos: 29 fincas tienen un área superior a 20 hectáreas, 62 entre 10 y 20 hectáreas, 132 entre 5 y 10 hectáreas, 987 tienen áreas menores a 3 hectáreas y 168 entre 3 y 5 hectáreas.
La institucionalidad que ha venido acompañando al sector cafetero por más de 85 años, liderada por la Federación Nacional de Cafeteros y sus comités de cafeteros, han sido actores claves; para implementar la acción colectiva de los caficultores en la generación de bienestar, la construcción de vías, escuelas y programas de sostenibilidad de la caficultura.
Los bienes públicos que presta la Federación Nacional de Cafeteros a sus agremiados, permite a los productores de café participar y tomar decisiones colectivas en los comités municipales y departamentales de cafeteros; así como recibir apoyo técnico por parte del servicio de extensión, teniendo en forma inmediata los resultados de las investigaciones realizadas por el Centro de Investigaciones del Café (CENICAFÉ) y contar con la garantía de compra a través de los Almacenes Generales del Café (ALMACAFÉ) y las cooperativas de caficultores, entre otros servicios.
El municipio se ha unido a las propuestas de las organizaciones cafeteras para implementar acciones innovadoras de repercusión económica favorable para las familias que fomentan procesos agroindustriales a partir de las incomparables bondades que ofrece un grano de café de excelente calidad, a partir de la estrategia denominada Cafés Especiales, llevando al mercado local, regional, nacional e internacional marcas registradas que generan empresas altamente competitivas como Juan Valdés y que para nuestro caso, hoy en día más de 62 familias se han capacitado y apropiado de las nuevas tecnologías y ofrecen sus productos, no solo como el tradicional tinto, sino con agregados propios de una profunda investigación.
La asociatividad ha sido una de las premisas de los entes que acompañan los procesos de producción de cafés especiales y la celebración de ferias, congresos y demás eventos que convocan a los productores innovadores, son más exigentes cada día en la necesidad de la disponibilidad de sus interesados en tiempo y espacio, cambios de actitud y de mentalidad, ante la perspectiva de mejores ingresos y de las exigencias del mercado mundial.
El acompañamiento de otras entidades como el SENA, la academia de la zona, unido a los nuevos retos del agroturismo y el turismo sostenible y de las nuevas propuestas de la institucionalidad cafetera, se tuesta y produce café de alta calidad con proyección empresarial en : Café Valencia a cargo de Andrés Valencia, Café Don Danilo, a cargo de Lisímaco Andrés Gonzales en la finca El Zapote, Café Simón Vélez, a cargo de Andrés Vélez C, Café El Girasol, a cargo de José María Gonzales en la vereda La Linda, Café La Floresta, a cargo de Ángel Custodio Gómez, Café Las Tazas, a cargo de Carlos Alberto Echeverry, Café La Isabela, a cargo del Instituto Agrícola, Jaramillos Coffee, a cargo de Alfonso Jaramillo en el Alto Cauca, Café Don Rey, a cargo de Reinel Salazar B, Café don Emilio y Soledad, a cargo de Nelson Fernando Pineda S, Café Origen, a cargo de Luz Mila Sánchez de la vereda El Zurrumbo, Café Brisas del Cauca, a cargo de los hermanos Vélez Patiño, Café El Horizonte, a cargo de la familia Henao Zapata, Café La Uvita, a cargo de Erika Gutiérrez, Café Jacaranda, a cargo de Olga Liliana Ruiz, Coffeagro de la finca La Marina, Café Mi Cliente, a cargo de Iván Darío Fernández, Café Lembo de la Asociación Cafearoma, Café Atardeceres a cargo Jorge Hernán Vélez Patiño, entre otros muchos proyectos que empiezan a registrar sus marcas e ingresar a los mercados de la región.
9-Trilladoras
Según nos relata don Célimo Zuluaga en la Monografía de Marsella existieron las siguientes trilladoras: San José, en la salida para El Español, movida por las aguas de la quebrada de La Nona utilizando la acequia que hicieron los ingleses para explotar la mina de la Isabela que se llamaba La Mina. Los Ángeles, ubicada en la zona urbana; la trilladora Alvallejo que funcionó en la casa de propiedad de Emilio Cardona, ubicada en el costado sur de la plaza y finalmente la que ocupó inicialmente el Instituto Estrada.
Todas las trilladoras dejaron de funcionar debido a los altos impuestos que le impuso el municipio.
Se tiene, según relato de varios octogenarios, la presencia de trilladoras como la ubicada en la Calle Real, antes de llegar a la plazuela, lugar que hoy ocupa la edificación destinada a la cárcel municipal y otra en la salida a Buenos Aires, en el lugar donde hoy funciona el Instituto Estrada.
Es importante mencionar la fábrica de Café Macías ubicada en la Calle Real.
- a. ECONOMIA ACTUAL
La distribución de las tierras del municipio, tanto en la zona urbana como rural y su ubicación geográfica determinada por las características del relieve han condicionado las actividades productivas a través de todos los tiempos, apropiando las propuestas y posibilidades que se promueven desde las instituciones, organizaciones y del propio estado.
Los primeros cultivos de café se extendieron a toda la geografía municipal y aunque en la actualidad conserva el primer renglón de nuestra economía, se vienen desarrollando grandes explotaciones ganaderas, de plátano, banano, frutícolas especialmente en producción de cítricos y aguacate, al lado del tomate, la habichuela, flores, yuca, maíz, fríjol, piña; de igual manera se ha venido incrementando la comercialización de pollos de engorde, gallinas ponedoras, de peces, de cerdos y en pequeña escala la producción apícola.
Otros renglones productivos están relacionados con las actividades comerciales, la ebanistería, la construcción, los talleres automotrices, las compras de café, sin dejar de lado por su importancia económica el transporte público interveredal e intermunicipal.
La Unidad de Asistencia Técnica Agropecuaria (UMATA) es el ente encargado de la orientación, asesoría, control, seguimiento y evaluación de los procesos productivos en el municipio y su último informe relaciona el incremento en las áreas destinadas a café, plátano, cítricos, aguacate, follajes, flores, ganado, galpones de aves, cerdos y estanques de peces.
Es importante resaltar las actividades económicas derivadas del crecimiento turístico a nivel urbano y rural, reflejadas en la hotelería, hospedaje, restaurantes, artesanías, rutas y proyectos productivos novedosos como lo relacionado con el cacao, los cafés especiales.
OTRAS CTIVIDADES ECONÓMICAS.
El desarrollo de las propuestas relacionadas con el turismo en general, ha propiciado iniciativas como la hotelería, el hospedaje, alojamiento y la alimentación y la creación de pequeñas empresas familiares de chorizos, explotación avícola y producción de huevos.
GUACAS Y ENTIERROS, ENTRE LA REALIDAD Y LA SUPERSTICIÓN
Por : Diego Franco Valencia
Hacia mediados de los siglos diecinueve y veinte, la guaquería llegó a convertirse en una actividad alternativa para encontrar riquezas enterradas en nuestros suelos por los antepasados indígenas, en una práctica que se volvió cultural, especialmente en los territorios de la región Andina.
Una guaca o huaca no es más que un depósito elaborado en el subsuelo terrestre, a manera de caverna, bien sea construido intencionalmente por los indígenas para guardar sus tesoros más valiosos, sus obras de orfebrerías más significativas (vasijas de barro) o como depósito de alimentos no procesados. En especial motivo, las construían para sepultar a sus muertos, cuyos cadáveres eran acompañados por piedras preciosas, prendas elaboradas con oro o alimentos procesados, con la idea de que pudieran sostenerse y disfrutar de ese «largo viaje hacia la eternidad» que, a partir de la muerte física debían emprender sus almas hasta reunirse con los dioses reguladores de la vida y del «más allá». Este es el «misterio» que comparten muchas culturas de aquí y de otros mundos y que fundamentan, en gran manera, la religiosidad.
Así que la «profesión» de guaquero llegó a ilusionar a muchos buscadores de fortuna, ya que ese proceso de «golpear» la tierra con la agricultura y la minería no ha sido muy promisorio para salir de la pobreza. El ser humano, así no lo manifieste permanentemente, siempre sueña con tener un futuro holgado y la acumulación de la riqueza predomina en su quehacer económico, con el propósito de mejorar su nivel de vida. Esa es la razón de ser del Capitalismo. Situación que le enaltece como persona y le lleva a obtener las comodidades que dignifican su existencia. «Sueños de ayer y realidades de hoy», me decía alguna vez, hace años, un viejo guaquero que conocí, de niño, en la vereda las Tazas, mientras regaba en el piso una cantidad de «perinolas» y muñecos elaborados por los escasos indígenas que habitaron estas regiones. Más tarde me enteré que estas «perinolas» de barro, pequeños discos de barro asados, con figuras típicas indígenas, no eran más que la base de los husos de hilar algodón y lana que usaron para tejer sus morrales o jícaras y hasta algunas prendas de vestir.
De otro lado estaban «los entierros». Estos sí más jugosos y significativos para los buscadores de tesoros. El entierro lo configuraba una persona pudiente que, por cicatería o tacañería, prefería ocultar su fortuna para gastarla «más tarde», en lugar de disfrutar las comodidades y placeres que la cotidianidad le brindaba. El avaro enterraba su fortuna, preferiblemente en su vivienda o en un lugar cercano a ella. Un pequeño bosque, un árbol especial escogido en el potrero de su finca o un sitio guardado celosamente en el enchinado de las paredes de su habitación o en el entrepiso, eran sitios predilectos para guardar tesoros. Entierros famosos se cuentan en nuestra historia «oculta» de provincia. El codicioso «ahorrador» rezaba oraciones al diablo para que se lo cuidara y, en la mayoría de los casos, se marchaba de este mundo sin disfrutarla, dejándola para goce algún descendiente, del constructor, guaquero o inquilino «de buenas» que se topara accidentalmente con el bien guardado. Así se hicieron afortunados algunos comerciantes y parroquianos de los siglos aquellos. Aún deben existir guacas y entierros ocultos, a la espera de que se rompa el hechizo y entren a circular sus fortunas en los mercados actuales. Volviendo al cuento del guaquero, reafirmamos que su vida, en la mayoría de los casos, estuvo marcada por actos de misterio, brujería y superstición. Por ejemplo, aseguraban que cuando se buscaba la guaca había que ir confesados y en paz con Dios. Ojalá llevando en el carriel un ramo bendito, una camándula o un cirio bendecido, preferiblemente por el Obispo. No se podía hacer acompañar por mujeres porque el tesoro se escondía y la búsqueda de la tal guaca o entierro era un fracaso. La razón, dizque porque éstas son portadoras de la envidia y la incredulidad. Un crucifijo era la mejor arma para los guaqueros por si empezaba a oler a azufre en la excavación, ya que era síntoma de que por ahí andaba el diablo o el alma del indígena o del rico avariento, enterrador de las monedas que, generalmente, eran «libras esterlinas», denominadas «morrocotas». Esta moneda inglesa elaborada en oro circuló en este país cuando los ingleses vinieron a explotar las minas de metales y piedras preciosas de la hoy región cafetera y de los altiplanos cundiboyacense y nariñense.
Aseguraban aquellos personajes que las guacas y los entierros alumbraban y emitían destellos de luz fría, especialmente en las noches del jueves o el viernes santos. La hora de medianoche era ideal para pescar la guaca y el entierro, se marcaba el punto y luego, de día, se hacía la excavación. De noche no, porque los demonios y las almas en penas acechaban.
Don Julio César Villada (padre), Argemiro Villada y los hermanos Carvajal fueron guaqueros, entre otros, que nos contaron historias de esta actividad ya casi extinguida. Por infortunio y desventura, no dejaron alguna evidencia escrita de unas aventuras que tuvieron mucho de realidad y de misterio y que pertenecieron a un tiempo quimérico y fantástico.
LOS GUAQUEROS
Nuestros antepasados indígenas tenían algunas costumbres un poco extrañas; una de ellas consistía en que al sepultar un individuo debían ser enterrados con él también sus posesiones, sus ídolos y adornos de oro, también le ponían vasijas de barro con alimentos y bebidas, pues se suponía que las almas cumplían un largo peregrinar en la otra vida.
Como en todas las sociedades, entre los indígenas también existían ricos y pobres , esto se sabe porque en algunas tumbas se hallaron grandes tesoros mientras que en otras apenas sí hay ollas y pequeños husos.
Las tumbas de los Indígenas se conocen con el nombre de «guacas» palabra del idioma Quechua que significa ídolo o lugar sagrado.
se imaginaran entonces que los abuelitos se dedicaron a buscar guacas para tomar tesoros allí enterrados a las personas dedicadas a este oficio se les llamaba » Guaqueros»
El museo precolombino arquelógico Casa de la Cultura está constituido por piezas donadas por diferentes personas que han encontrado guacas en diferentes fincas del municipio.Este museo fue inicialmente organizado por el señor Gilberto López Ángel quien se dio a la tarea de recoger estas piezas tan valiosas.
En el año 2.013 las piezas fueron registradas ante el Instituto Colombiano de Antropología e Historia ( ICANH) y se le reconoce como Museo Arqueológico del municipio de Marsella, instalado en La Casa de la Cultura.