El día 18 de abril de 1939, a las tres de la mañana estalló un voraz incendio en el Almacén de don Julián Alach, situado en el cruce de la carrera 8 con calle 7, o sea en el ángulo noreste de la plaza principal, local de propiedad de la señora Josefina Peláez vda. de Ocampo. Inmediatamente el fuego se extendió en todas direcciones, siendo inútiles los esfuerzos de los pocos que estábamos presentes luchando por dominarlo, pues se carecía de todos los elementos, aún del agua. El fuego destruyó en pocas horas: El «Hotel Hispano», propiedad de don Roberto Salazar, en local de don Luís López O.; el café de don Antonio Issa y el «Café Bremen». de don Felipe Montoya, situados en el mismo local; la casa de habitación de don Ramón Ramírez; la ebanistería de don Manuel Valencia, en local de don Felipe Montoya, bajos de la casa de don Ramón Ramírez; la Casa Municipal, que comprendía la Sala de Cine, cuyas máquinas eran de propiedad de la S. de M. P. y todas las oficinas públicas, incluyendo el Estanco; habitación de de Emilio Escobar y Almacén de don Arturo Ochoa en la planta baja; casa de habitación de las hermanas Camila e Inés Hoyos y Almacén de los señores Em/lio Cardona y Manuel Angel V., situado en la planta baja; casa de habitación de donTomás Vélez, en la carrera 8; casa de habitación de don Elias Uribe en la misma carrera; parte de la casa de habitación de don Gonzalo Mejía y parte de la casa de la señora Delfina Arango vda. de G., hoy propiedad de Jesús A. Giraldo.
inmediatamente que estalló el incendio fué Mandado el Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Pereirá, pero no pudo llegar por daños en la carretera Santa Rosa-Chinchlná. Se llamó Cuerpo de Bomberos de Manízales, el cual llegó al amanecer, logrando dominar el fuego en pocas horas, pues el incendio terminó a las ocho de la mañana aproximadamente. Las pérdidas fueron inmensas.
Como caso curioso se anota que el señor Felipe Monitoya, dueño del ‘*Café Bremen», retiró inmediatamente las ruinas aún humeantes y construyó ,con ayudoa de sus amigos una ramada en pocas Horas, donde continuó ,inmediatamente ,la venta de tinto, habiéndose suspendido este servicio por causa del incendie, unas pocas horas, lentamente fue modificando la ramada sin abandonarla un solo instante hasta construir un buen local.
Todos los vecinos trabajaron heroicamente ese día, pero se distinguió el Padre José González, cooperador de la Parroquia, pues desde que estalló el incendio, se dedicó con hacha en mano a derribar un edificio para contener el fuego.
Las damas no faltaron en esta hora difícil llevando agua, alimentos y ayudando de todas maneras aI salvamento. Se distinguió la señora Fernanda Ospina, que estuvo toda la mañana repartiendo tinto a los que más trabajaban. Hoy se encuentran modernos edificios en la zona devorada totalmente por el fuego.